9/6/22
Boletín corsario. 8 de junio de 2022. Sacar a bailar a Juan Rulfo.
Hoy tenemos aquí a Mariana Travacio, a las ocho. Suponemos que ya te sabes la programación, con toda la brasa que damos por redes, pero la brasa se apaga si no la soplas, así que sí, hoy Mariana, autora de Como si existiese el perdón y la más reciente Quebrada, dos novelazas piraña.
Quebrada lleva en la portada una fotografía de Juan Rulfo, de esas que hacía Rulfo por los caminos mexicanos. Si de Cartier-Bresson siempre se dijo que era el fotógrafo del instante decisivo podríamos decir que Rulfo es el fotógrafo de la era decisiva. Piedras, volcanes, cactus, iglesias, paredes, arquitecturas humanas que van a ser tragadas por la dureza del territorio y la inmensidad del tiempo. Un fotógrafo sin prisa.
A menudo, personas de espaldas, trabajando, diminutas, marcando la escala gigante de un horizonte que el encuadre apenas puede contener.
Así es la cubierta de Quebrada, una pareja recorriendo un camino hacia ninguna parte, como los protagonistas de la novela. Porque, ¿adónde se dirige Lina y cómo la sigue Relicario? ¿Buscan su destino, su hilo familiar o buscan alejarse y acercarse a la vez a la muerte?
Nos hemos vuelto a leer Pedro Páramo esta mañana, buscando a la inversa esos trazos de Rulfo que intuimos en la obra de Travacio.
Está el territorio despiadado y yermo, el lugar agrio donde lo que crece parece viciado, donde el flujo vital dejó de correr hace tiempo y sólo lo muerto –lo sagrado– retiene a los hombres al lugar.
“Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”: Juan Preciado llega buscando y lo que encuentra es un lugar fantasmagórico, lleno de ecos, puede que maldito. Comala es ya un entramado de historias, de muertos que parecen querer vivir y de vivos que parecen muertos en vida. Juan nos lleva hasta allí y se diluye, desaparece: como en las fotos de Rulfo, queda el remanente, la vida convertida en geología.
Hay mucho de eso en Quebrada. La hacienda como unidad básica de ordenación del territorio y las relaciones sociales, el dramatismo de las acciones que ocurren en un minuto y marcan vidas, las mujeres recluidas en sus jaulas de oro o de adobe, el poder inmenso de las historias, los rumores y los muertos.
Travacio retoma la literatura gaucha, a Rulfo, y los pone a danzar en nuestro tiempo, y eso son palabras mayores. Somos fans.
Recibe un saludo de tus libreros.
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