GUILLERMO MARTÍNEZ 23/11/2024
Convocados por la Marea de Residencias, la protesta ha terminado frente a la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid con un minuto de silencio y una ofrenda floral en recuerdo a las 7.291 personas fallecidas en marzo y abril de 2020 que murieron sin recibir asistencia sanitaria.
Imagen de la manifestación en Madrid del 23 de noviembre de 2024 por una Ley de Residencias estatal y la dimisión de Ayuso. — Guillermo Martínez
Por quinto año consecutivo, la Marea de Residencias ha salido a la calle en Madrid para reclamar un marco legal estatal que garantice una vida digna a las personas que viven en centros sociosanitarios. Durante la marcha, un número omnipresente: 7.291, justo los usuarios de residencias que murieron en ellas a causa de la covid durante los peores estragos de la pandemia y a los que en la Comunidad de Madrid les negó la derivación al hospital.
La marcha ha contado con el respaldo de decenas de organizaciones sociales, políticas y vecinales. En esta mañana otoñal de lucha, han sido unas 10.000 personas según los convocantes las que han salido a la calle desde el Consistorio madrileño, en la plaza de Cibeles. La convocatoria ha finalizado casi dos horas después, en la Puerta del Sol, donde los congregados han depositado decenas de claveles frente a la sede del Gobierno regional a modo de homenaje a los fallecidos
Carmen López, portavoz del colectivo, rememora que la lucha de esta Marea nació incluso antes de la llegada de la devastadora pandemia. "En 2019, en septiembre, tuvo lugar nuestra asamblea fundacional. Ahí nos unimos usuarios, familiares de usuarios y trabajadores de residencias para reivindicar mejores condiciones, tanto a nivel profesional como en la gestión de las mismas", explica justo al inicio de la manifestación.
Creada con vocación estatal, la Marea de Residencias ha conseguido expandirse a otros territorios del Estado español. A su primera reivindicación de una Ley Marco Estatal que armonice los centros sociosanitarios y la atención que se presta en ellos, pronto se sumó la de justicia, dignidad y reparación para todas aquellas personas que sufrieron la pandemia en las residencias.
Piden la dimisión de Ayuso
Su actividad no se ha quedado en movilizaciones a nivel de calle. Desde la Marea de Residencias también han interpuesto numerosas querellas contra directores de residencias y mandos del Gobierno regional, encabezado entonces y ahora por Isabel Díaz Ayuso, por su gestión de las residencias durante la pandemia. "7.291 son las muertes oficiales de personas que murieron en marzo y abril de 2020 sin atención hospitalaria en las residencias, solos. Si contamos a los que sí derivaron, aunque en muchos casos lo hicieran tarde, la cifra aumenta hasta las 9.470 personas", comenta López una vez iniciada la manifestación.
Durante el recorrido no se han dejado de escuchar cánticos como "Ayuso dimisión por su mala gestión", "no son muertes, son asesinatos", "nuestros muertos, vuestro beneficio", "Ayuso y consejeros, trileros y embusteros", y "ley de residencias, ¡ya!". Numerosas personas, además, han mostrado pancartas con una imagen de un crespón negro acompañado de la cifra 7.291 y mensajes como "dimisión" y "callar es complicidad".
Numerosos manifestantes también han mostrado un semblante serio, algo compungido y triste. Detrás de cada uno de ellos, una historia de desatención y abandono. López lo explica desde la primera persona: "A mi madre la derivaron el 5 de abril al hospital, cuando en la residencia sospechaban que se había contagiado el 14 de marzo. Tras una lenta y difícil agonía, ingresó en el Severo Ochoa. El 1 de mayo falleció".
Carmen López: "Mi madre murió por una falta de personal absoluta y un abandono premeditado"
Ella es una de tantas personas que no puede olvidar lo ocurrido, por lo que exigen responsabilidades políticas y penales, aunque sus demandas ante la Justicia suelan acabar siendo un varapalo para su lucha. "Mi madre murió por una falta de personal absoluta y un abandono premeditado que solo sufrieron aquellas personas sin seguro médico privado", comenta la portavoz del colectivo. Emocionada, López no olvida los últimos días de su madre: "Llegó muy mal al hospital y aun así aguantó varias semanas. Si la hubieran ingresado antes, quizá todavía estaría viva".
Unas residencias empeoradas tras la pandemia
Desde la Marea de Residencias también denuncian que estos centros sociosanitarios, en lugar de haber mejorado tras la crisis, han ido a peor. "Están abandonadas. Las personas que viven ahí y sus trabajadores sufren una tremenda precariedad y maltrato institucional inconmensurable", describe la misma López. A pesar de sus intentos de diálogo con las instituciones competentes, no ven atisbo de mejora.
También mencionan el llamado acuerdo de acreditación como un pequeño avance. Este acuerdo significa el establecimiento de una serie de normas acordadas a nivel interterritorial entre el Ministerio de Asuntos Sociales y las comunidades autónomas. "Y que cae en saco roto porque las comunidades no tienen obligación de materializarlo", apuntilla la portavoz de la Marea de Residencias.
Por eso, exigen una vez más la aprobación de una ley estatal de obligado cumplimiento que establezca mecanismos de vigilancia para asegurar su correcto desarrollo. "No queremos descentralizar ninguna competencia, pero sin una ley estatal de mínimos nuestros mayores seguirán abandonados a la suerte de fondos de inversión que cada vez más intentan hacer negocio con la vida de las personas, explica López. Al mismo tiempo, apenas unos metros más atrás, una manifestante comenzaba a gritar "no son cifras, son personas".
Por quinto año consecutivo, la Marea de Residencias ha salido a la calle en Madrid para reclamar un marco legal estatal que garantice una vida digna a las personas que viven en centros sociosanitarios. Durante la marcha, un número omnipresente: 7.291, justo los usuarios de residencias que murieron en ellas a causa de la covid durante los peores estragos de la pandemia y a los que en la Comunidad de Madrid les negó la derivación al hospital.
La marcha ha contado con el respaldo de decenas de organizaciones sociales, políticas y vecinales. En esta mañana otoñal de lucha, han sido unas 10.000 personas según los convocantes las que han salido a la calle desde el Consistorio madrileño, en la plaza de Cibeles. La convocatoria ha finalizado casi dos horas después, en la Puerta del Sol, donde los congregados han depositado decenas de claveles frente a la sede del Gobierno regional a modo de homenaje a los fallecidos.
Carmen López, portavoz del colectivo, rememora que la lucha de esta Marea nació incluso antes de la llegada de la devastadora pandemia. "En 2019, en septiembre, tuvo lugar nuestra asamblea fundacional. Ahí nos unimos usuarios, familiares de usuarios y trabajadores de residencias para reivindicar mejores condiciones, tanto a nivel profesional como en la gestión de las mismas", explica justo al inicio de la manifestación.
Creada con vocación estatal, la Marea de Residencias ha conseguido expandirse a otros territorios del Estado español. A su primera reivindicación de una Ley Marco Estatal que armonice los centros sociosanitarios y la atención que se presta en ellos, pronto se sumó la de justicia, dignidad y reparación para todas aquellas personas que sufrieron la pandemia en las residencias.
Piden la dimisión de Ayuso
Su actividad no se ha quedado en movilizaciones a nivel de calle. Desde la Marea de Residencias también han interpuesto numerosas querellas contra directores de residencias y mandos del Gobierno regional, encabezado entonces y ahora por Isabel Díaz Ayuso, por su gestión de las residencias durante la pandemia. "7.291 son las muertes oficiales de personas que murieron en marzo y abril de 2020 sin atención hospitalaria en las residencias, solos. Si contamos a los que sí derivaron, aunque en muchos casos lo hicieran tarde, la cifra aumenta hasta las 9.470 personas", comenta López una vez iniciada la manifestación.
Durante el recorrido no se han dejado de escuchar cánticos como "Ayuso dimisión por su mala gestión", "no son muertes, son asesinatos", "nuestros muertos, vuestro beneficio", "Ayuso y consejeros, trileros y embusteros", y "ley de residencias, ¡ya!". Numerosas personas, además, han mostrado pancartas con una imagen de un crespón negro acompañado de la cifra 7.291 y mensajes como "dimisión" y "callar es complicidad".
Numerosos manifestantes también han mostrado un semblante serio, algo compungido y triste. Detrás de cada uno de ellos, una historia de desatención y abandono. López lo explica desde la primera persona: "A mi madre la derivaron el 5 de abril al hospital, cuando en la residencia sospechaban que se había contagiado el 14 de marzo. Tras una lenta y difícil agonía, ingresó en el Severo Ochoa. El 1 de mayo falleció".
Carmen López: "Mi madre murió por una falta de personal absoluta y un abandono premeditado"
una de tantas personas que no puede olvidar lo ocurrido, por lo que exigen responsabilidades políticas y penales, aunque sus demandas ante la Justicia suelan acabar siendo un varapalo para su lucha. "Mi madre murió por una falta de personal absoluta y un abandono premeditado que solo sufrieron aquellas personas sin seguro médico privado", comenta la portavoz del colectivo. Emocionada, López no olvida los últimos días de su madre: "Llegó muy mal al hospital y aun así aguantó varias semanas. Si la hubieran ingresado antes, quizá todavía estaría viva".
Unas residencias empeoradas tras la pandemia
Desde la Marea de Residencias también denuncian que estos centros sociosanitarios, en lugar de haber mejorado tras la crisis, han ido a peor. "Están abandonadas. Las personas que viven ahí y sus trabajadores sufren una tremenda precariedad y maltrato institucional inconmensurable", describe la misma López. A pesar de sus intentos de diálogo con las instituciones competentes, no ven atisbo de mejora.
También mencionan el llamado acuerdo de acreditación como un pequeño avance. Este acuerdo significa el establecimiento de una serie de normas acordadas a nivel interterritorial entre el Ministerio de Asuntos Sociales y las comunidades autónomas. "Y que cae en saco roto porque las comunidades no tienen obligación de materializarlo", apuntilla la portavoz de la Marea de Residencias.
Por eso, exigen una vez más la aprobación de una ley estatal de obligado cumplimiento que establezca mecanismos de vigilancia para asegurar su correcto desarrollo. "No queremos descentralizar ninguna competencia, pero sin una ley estatal de mínimos nuestros mayores seguirán abandonados a la suerte de fondos de inversión que cada vez más intentan hacer negocio con la vida de las personas, explica López. Al mismo tiempo, apenas unos metros más atrás, una manifestante comenzaba a gritar "no son cifras, son personas".
Imagen de la manifestación en Madrid del 23 de noviembre de 2024 por una Ley de Residencias estatal y la dimisión de Ayuso. — Guillermo Martínez
Claveles para el recuerdo
A la altura de los primeros números de la calle Alcalá, cuando solo quedaban unos metros para llegar a la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol, uno de los activistas ha recalcado a Público que tan solo quieren "una ley de residencias que garantice una vida digna a las personas institucionalizadas mediante una amplia dotación de recursos, tanto humanos como materiales, y unas condiciones laborales acordes a la importante labor que realiza el personal que se dedica a los cuidados", tal y como ha leído del texto difundido por el colectivo convocante para llamar a la participación.
La Marea de Residencias ha denunciado que "las privatizaciones efectuadas durante décadas, la mercantilización de los derechos sociales, han colocado los cuidados de las personas más vulnerables en un segundo plano, priorizando la cuenta de resultados de las empresas".
En el kilómetro cero madrileño, sobre las 13.20 horas, los miles de manifestantes se han colocado frente a la sede del Gobierno regional. El habitual gentío que se da en el epicentro madrileño, hoy entre turistas, consumidores de lotería que aguardaban pacientemente su turno y algunos aficionados del Atlético de Madrid, no han conseguido aplacar el ruido de la protesta, que en todo momento ha estado acompañada por una batucada.
En el suelo, una tela negra y seis velas rojas anunciaban el lugar del último homenaje en esta jornada de lucha. Antes, los allí presentes han guardado un minuto de silencio por los fallecidos levantando al viento numerosos claveles y provocando algunas lágrimas en los ojos de los concentrados. En apenas unos cinco minutos, en torno a medio centenar de flores han terminado sobre la tela negra al grito, otra vez, de "Ayuso dimisión".
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