sábado, 19 de enero de 2019

Brasil. El hombre mediano asume el poder

Hacía mucho que no leía algo tan inteligente sobre lo que está ocurriendo. Por supuesto en Brasil, pero de hecho en muchas otras partes. Imprescindible.


¿Qué significa transformar lo ordinario en“mito” y darle el gobierno del país?
Desde el día 1 de enero de 2019, Brasil tiene como presidente a un personaje que jamás había ocupado el poder por el voto. Jair Bolsonaro es un hombre que no pertenece a la élite ni ha hecho nada excepcional. Ese hombre mediano representa a una gran parte de los brasileños. Hay que aceptar el desafío de entender qué hace ahí. Y con qué segmentos de la sociedad brasileña se ha aliado para diseñar un gobierno que reúne fuerzas distintas que se disputarán la hegemonía. Aunque existan varias propuestas y símbolos del pasado en la elección del nuevo presidente, la configuración que encarna Bolsonaro es inédita. En este sentido, él es una novedad. Una novedad difícil de tragar para la mayoría de los brasileños que no le votaron, que eligieron al candidato opuesto o votaron en blanco, nulo o simplemente no fueron a las urnas. Bolsonaro también encarna el primer presidente de extrema derecha de la democracia brasileña. El “desto” está en el poder. ¿Qué significa eso?
Cuando Luiz Inácio Lula da Silva llegó al Palacio del Planalto por primera vez, en las elecciones de 2002, después de tres derrotas consecutivas, fue un hito histórico. Los que estuvieron presentes en el discurso de la victoria en la Avenida Paulista, hubieran votado a Lula o no, entendieron que aquel momento marcaba un antes y un después. No habría vuelta atrás. Por primera vez, un obrero, un líder sindical, un hombre que hizo con su familia la peregrinación clásica desde el sertón seco del Nordeste hasta la industrializada São Paulo de hormigón, alcanzaba el poder. Alguien con el “ADN de Brasil”, como diría su biógrafa, la historiadora Denise Paraná.
El Lula que conquistó el poder mediante el voto era excepcional. Un “hombre del pueblo”, sin duda, pero excepcional. Un líder brillante, que comandó las huelgas del ABC paulista, la región industrializada del área metropolitana de São Paulo, a finales de la dictadura militar (1964-1985) y se convirtió en la figura central del nuevo Partido de los Trabajadores (PT), creado para disputar la democracia que volvía después de 21 años de dictadura. Independientemente de la opinión que cada uno pueda tener de él hoy, hay que aceptar los hechos: ¿cuántos hombres con la trayectoria de Lula se han convertido en Lula?
Lula era el mejor entre los suyos, el mejor entre aquellos que los blancos del Sur discriminaban con el mote de “cabeza plana”. Aunque su origen y trayectoria llevaban una enorme novedad al poder central de uno de los países más desiguales del mundo, la idea de que aquel que está considerado el mejor debe ser el escogido para gobernar atraviesa la política y el concepto de democracia. No se escoge a cualquiera para dirigir un país, sino a aquellos en los que se ven cualidades que los hacen capaces de realizar la esperanza de la mayoría. En este sentido, no era ninguna novedad. Cuando una parte de las élites se sintió presionada a compartir el poder (para mantenerlo), y después de la Carta al Pueblo Brasileño, firmada por Lula y en la que garantizaba la continuidad de la política económica, lo excepcional llegaba al Palacio del Planalto por medio del voto (...)
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