Veinte
millones de kilos de comida han comprado los bienintencionados
ciudadanos para la campaña de los bancos de alimentos. Unos cinco
millones de euros se irán en IVA y otros diez millones como beneficio de
los supermercados. Es lo que tiene la caridad... que sale cara... y que
calma de tal manera la mala conciencia, que uno se ve felizmente
liberado de la molestia de acudir antorcha en mano, a las puertas de
quienes por ley, están obligados a satisfacer las necesidades más
básicas de los que menos tienen... y en estas estamos.
Su actividad es incesante todo el año, pero sin duda en estas fechas son los protagonistas con su “Operación Kilo”
(...) La FESBAL, los Bancos de Alimentos con marca registrada, no es más que
la caridad religiosa disfrazada de solidaridad para que las nuevas
generaciones acepten de mejor manera el mismo fondo que movía a la
marquesa franquista de Los Santos Inocentes de Delibes, evitando
aquellas formas casposas del pasado. Muchos de los responsables de la
degradación de las condiciones de vida que hemos percibido durante los
últimos años aparecen detrás de estas organizaciones caritativas y es
una obligación social desenmascararlos adoptando formas de solidaridad
real.
(...) Un vistazo a las memorias publicadas por la Fundación de Banco de
Alimentos de Madrid, similar a las memorias de otros bancos de
alimentos, revela que la práctica totalidad de los alimentos está siendo
enviado a organizaciones religiosas entre las que encontramos
parroquias, conventos, monasterios, organizaciones antiabortistas como
Provida o la Fundación Vida, el seminario del Camino Neocatecumenal,
residencias de los Legionarios de Cristo o centros relacionados con el
Opus Dei. Pertenecer de alguna manera a la red, que la iglesia
católica tiene en este país, es prácticamente requisito suficiente para
participar de la acumulación organizada por el Banco de Alimentos. (...)
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