Mikel Tar Orrantia Diez · kaosenlared.net
El 9 de octubre pasado, a las
cuatro de la tarde, Amina Hussein llegó a Qamishlo, la capital del
Kurdistán sirio (Rojava). En esa ciudad nació en 1986, se crió, pero en
algún momento de su vida decidió irse. Amina quería estudiar, y en Siria
le era negado ese derecho por ser kurda. Para el Estado sirio,
ella era una persona sin nacionalidad. Su situación era la misma que la
de los más de dos millones de kurdos y kurdas que por ese tiempo vivían
en Rojava. Cuando llegó a España sin papeles, se empecinó en estudiar
la carrera de periodismo. Después de once años, logró obtener el título.
Desde ese momento, algunos de sus artículos se pueden leer en el portal
Pikara Magazine, además de desempeñarse como traductora.
Cuando
en 2012 Rojava fue declarada una región autónoma por sus habitantes,
Amina volvió. Lo hizo en marzo pasado y también ese 9 de octubre
fatídico: el mismo día en que el presidente de Turquía, Recep Tayyip
Erdogan, ordenó la operación militar “Primavera de Paz”, con el
objetivo de robar grandes porciones de territorio kurdo, desbaratar a
la Administración Autónoma de Norte y el Este de Siria (AANES) y aplicar
un cambio demográfico en la zona, con la excusa de “reasentar” a los
más de tres millones y medio de refugiados sirios que se encuentran en
Turquía.
Hace poco más de una semana,
Amina salió de Qamishlo para volver a España. Durante un mes, recorrió
las calles de su ciudad y denunció a través de sus redes sociales la
invasión militar de las fuerzas armadas turcas y una constelación de
grupos de mercenarios y yihadistas, muchos de ellos que hasta hace poco
tiempo integraban Al Qaeda y el Estado Islámico (ISIS) (...)
+ 10/10/2019 ,
2+ 8/12/2019 Mari Sol Ibañez · elperiodico.com Estambul Adrià Rocha Cutiller
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