21 dic. 2019 Pablo Ramos ha compartido un enlace en el grupo EXPRÉSATE ✊(ExS). mariaenpalestina.wordpress.com ·
Un hombre sostiene la manito de María Al-Gazali, de 14 meses, que yace en una camilla del hospital de Beit Lahia (en el norte de Gaza), el 5/5/2019. La bebé murió durante un bombardeo israelí. (AFP).
Me gustaría que ensayaran un ejercicio. Busquen en Google las palabras “familia de ocho integrantes asesinada” y se les darán varias opciones: una en Sonora, México, otra en Pike, Ohio, y otra en el Condado de Mendocino, California.
Pero la memoria masiva de Google parece haber sufrido amnesia sobre lo que ocurrió hace apenas un mes en Deir al-Balah, Gaza.
Para recapitular, porque ustedes también pueden haberlo olvidado: el 14 de noviembre, un piloto israelí lanzó una bomba JDAM de una tonelada sobre una vivienda precaria donde dormían ocho integrantes de una familia. Cinco de ellos eran niños. Dos de ellos eran bebés.
En un principio, el ejército israelí trató de librarse de la responsabilidad por el asesinato de la familia al-Sawarka (desde entonces, otro miembro de la familia ha muerto a causa de las heridas, lo que eleva el total a nueve). Su portavoz en lengua árabe afirmó que la vivienda era el puesto de mando de una unidad de lanzamiento de cohetes de la Yihad Islámica en el centro de la Franja de Gaza.
Sin embargo, como reveló Haaretz, la información sobre el objetivo tenía al menos un año de antigüedad. La inteligencia se basaba en rumores, y nadie se molestó en comprobar quién vivía dentro de ese edificio; lanzaron la bomba de todos modos.
La inteligencia militar capaz de identificar y golpear objetivos en movimiento como Bahaa Abu al-Atta, el comandante de la Yihad Islámica, en el norte de la Franja de Gaza -o de intentar matar a Akram al-Ajouri, un miembro de su oficina política en Damasco- es al mismo tiempo incapaz de actualizar su banco de objetivos de hace un año.
El ejército israelí no tenía que haberse molestado en mentir. Nadie se dio por enterado. Ni el intercambio de disparos de cohetes ni el asesinato de la familia Sawarka ocuparon las primeras planas del The Guardian, el New York Times o el Washington Post.

Los
cadáveres de cinco niños de la misma familia muertos en un ataque aéreo
israelí el 14 de noviembre yacen en una sala de un hospital de Gaza
(MEE/Atiyya Darwish)
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