martes, 17 de diciembre de 2019

El FUSILAMIENTO del rector de la Universidad de Oviedo, LEOPOLDO GARCÍA-ALAS GARCÍA-ARGÜELLES, por agentes franquistas

Carmelo Enebro ha compartido un enlace en el grupo REPUBLICANOS Y ANTIFASCISTAS (ExS)
El periodista Juan Antonio Cabezas, afirmaba que “El fascismo polariza sus capas reaccionarias, coacción, incomprensión, anticultura, ignorancia, pereza mental. La actual persecución fascista, fija sus preferencias criminales en Leopoldo Alas, continuador de una tradición española de cultura liberal y humanista bit.ly/31PrVrw
FIRMA en bit.ly/1TF7lTv por los Republicanos que combatieron al franquismo. en España olvidados y reconocidos en Europa por luchar contra el nazismo

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Con las últimas luces de la tarde de aquel sábado de Febrero, el alférez médico procedió a reconocer el cuerpo ensangrentado y aún caliente que yacía en el suelo de uno de los patios de la cárcel de Oviedo. Acribillado a balazos, estaba muerto y bien muerto. Entonces, el secretario del juzgado militar comenzó a redactar con lenguaje leguleyo la diligencia para acreditar la ejecución de otro crimen legal. Leopoldo García-Alas García-Argüelles había nacido en Oviedo en 1883, había estudiado derecho, obtenido la cátedra de Derecho Civil en 1920 y fue nombrado rector de la Universidad de Oviedo en 1931. Había sido diputado republicano-socialista en las primeras Cortes republicanas y subsecretario de Justicia con Álvaro de Albornoz. Era, dice su nieto, «un referente claro de aquella utopía que fue la República: era profundamente republicano» y no simpatizaba con la derecha, pero tampoco con la izquierda revolucionaria. Su fusilamiento, el 20 de febrero de 1937 sigue lacerando la memoria histórica de los asturianos con la viveza del mal gratuito y absurdo. Al rector Alas sus asesinos lo mataron, tras un juicio-farsa en el que no se le acusó de ningún delito. La burguesía y la Iglesia ovetense quisieron, disparando a Alas, fusilar in absentia a su padre, el escritor Leopoldo Alas “Clarín”, que cuatro décadas antes, había despertado sus iras elevando al Olimpo de la literatura universal un retrato ácido y mordaz del Oviedo provinciano, pacato y mezquino que ellos representaban. Cuentan que antes de morir, Alas gritó: «¡Que ésta sea la última sangre vertida! ¡Que sirva para aplacar los odios y las venganzas! ¡Viva la libertad!». A Alas hubo que descerrajarle un tiro de gracia en la cabeza para apagar definitivamente la llama del librepensamiento cocinado en las calderas del krausismo, de la Institución Libre de Enseñanza y de la Junta de Ampliación de Estudios (...)
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OTRA COSA:     “En el rural hay un gemido de orfandad, un grito desesperado y rabioso”, de VALERIA PEREIRAS 


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