Los discursos del miedo hay que tenerlos en cuenta.
Los resultados de las elecciones de
Andalucía la pasada noche no pueden pasar por alto para el movimiento
libertario. Seamos realistas, aunque una parte considerable de quienes
nos reconocemos en dicho espacio político no participemos de las
elecciones estatales, autonómicas o municipales, no debemos dejar pasar
la oportunidad de hacer análisis social de ello, pues gran parte del
pueblo trabajador sí que participan de estos procesos y hay que sacar
una lectura en clave libertaria. No pretendo en este texto repasar
estadísticas y resultados cuantitativos, la intención es presentar una
opinión y no una nota de prensa común y corriente, que para eso ya
existen medios generalistas y alternativos que los han estudiado. Quien
escribe este artículo cree que el autoritarismo de herencia fascista en
el Estado español es tal, y en un periodo de exaltación en todas sus
expresiones sociales y culturales, que plantearse combatirlo con
institucionalismo es una auténtica quimera. De hecho, sin querer ser
pretencioso, creo que ese halo romántico hacia el reformismo desde las
instituciones es un camino que nos ha conducido a la deriva actual de
auge del fascismo. La izquierda se convenció de que a la derecha se le
frena votando, acudiendo a las urnas, y sin cuestionar personalmente los
motivos de cada cual, todo análisis apunta a que solamente se puede
frenar al fascismo con la acción común y organizada.
El régimen ha esperado pacientemente el
desgaste de la izquierda reformista, que era evidente y cualquier
politólogo podía pronosticar, para allanar el camino ahora a la
extrema-derecha. Esa extrema-derecha institucional expresada de la misma
manera pero con matices en partidos como PP, PSOE, Ciudadanos o VOX, ha
encontrado a una clase trabajadora desorganizada, desmovilizada
mayoritariamente y en parte seducida por esos discursos nacionalistas de
reacción contra el feminismo de clase o el pueblo trabajador tanto
nativo como extranjero. Porque eso es la extrema-derecha, reacción a la
conciencia de clase, reacción a las resistencias de quienes sufren
opresiones, reacción a quienes nos movilizamos. (…)
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