Jorge Otero
"Después de tanto parcheo, es necesaria una reforma integral. Es la única manera de dotar al sistema de mayor suficiencia y progresividad, como dice la Constitución", destaca Carlos Cruzado, presidente de Gestha.
Expertos señalan que el sistema fiscal español, además de recaudar menos de lo que debería, es "injusto y regresivo porque las empresas, grandes patrimonios y rentas del capital aportan muy poco".
Uno de los debates económicos recurrentes en España gira en torno a la reforma fiscal. En abril de 2021 el Ministerio de Hacienda ya encargó la elaboración de un Libro Blanco sobre la Reforma Tributaria, que hacía hincapié en la necesidad de reformar un sistema fiscal que, según coinciden los expertos consultados para este reportaje, se caracteriza por una falta de suficiencia financiera, una equidad deficiente y un nivel de fraude demasiado alto. La reforma tributaria parece imprescindible, pero no termina de llegar y tampoco parece que vaya a hacerlo en esta legislatura.
El economista Carlos Martín Urriza, portavoz de Economía y Hacienda de Sumar en el Congreso y presidente de la Comisión de Presupuestos, traslada la idea de que España necesita una reforma fiscal progresista porque recauda menos que la media europea, una de las principales carencias del sistema. "Lo importante es conseguir una suficiencia de recursos y nosotros no tenemos un Estado bien financiado. Los impuestos compran civilización. Está demostrado que los países con una mayor contribución fiscal son los más desarrollados, pero aquí tenemos personas con alto poder adquisitivo y empresas que se están escaqueando y que tendrían que estar pagando", afirma Martín Urriza.
Carlos Sánchez Mato, economista que hace unos días diseñó y presentó la propuesta de reforma fiscal de Izquierda Unida (IU), también sostiene el argumento de que el sistema fiscal español, además de recaudar menos de lo que debería, es "injusto y regresivo porque las grandes empresas, grandes patrimonios y rentas del capital aportan muy poco". Sánchez Mato calcula que con una reforma fiscal de corte progresista el Estado podría recaudar 111.000 millones adicionales al año.
No solo se trata de recaudar más, sino de hacerlo con más equidad. Eso permitiría ingresar más dinero en la caja pública. "Después de tanto parcheo, es necesaria una reforma integral. Es la única manera de acabar con los agujeros que tiene el sistema y dotarlo de mayor suficiencia y progresividad, como dice la Constitución", abunda Carlos Cruzado, presidente del Sindicato Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). A Cruzado le preocupa que casi un 80% de la ciudadanía considere que en España no existe justicia fiscal porque no pagan más los que más tienen.
Carlos Martín Urriza: "Lo importante es conseguir una suficiencia de recursos y nosotros no tenemos un Estado bien financiado. Los impuestos compran civilización"
Nacho Álvarez, profesor de Economía en la Universidad Autónoma de Madrid y antiguo secretario de Estado de Derechos Sociales, asegura que para acometer una reforma progresista de los impuestos que avance en la equidad hay que "priorizar tres o cuatro elementos". "Una reforma que dé coherencia al sistema es necesaria para equipararnos con Europa", argumenta este economista.
El agujero del Impuesto de Sociedades
"En primer lugar tenemos que cambiar el Impuesto de Sociedades. Ahí es donde tenemos uno de los mayores agujeros de recaudación desde hace años. Si comparamos la recaudación que tenemos en este momento con la que teníamos antes de la crisis financiera de 2008, vemos que ahora recaudamos menos. Esta desfiscalización es muy sorprendente porque los beneficios de las empresas han aumentado un 60% desde el año 2006. Ahí tenemos más de 20.000 millones de euros de margen para reforzar el sistema", apunta Nacho Álvarez.
Sus colegas le secundan en ese análisis: "Las grandes empresas están perpetrando un verdadero tocomocho fiscal desde la crisis que estalló en 2008", diagnostica a su vez Carlos Sánchez Mato. Este economista asegura en su reciente estudio para IU que el Impuesto de Sociedades ha reducido considerablemente su aportación a la recaudación total: del 22% en 2007 al 13% en 2024. En contraposición, el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) ha pasado del 37% de los ingresos totales en 2007 al 45% el año pasado.
"Las grandes empresas tienen un tipo efectivo del 4,8% cuando el de las pymes está entre el 17% y el 19%. Las grandes empresas se aprovechan de las deducciones y exenciones del Impuesto de Sociedades para hacer toda una ingeniería fiscal", matiza Carlos Martín Urriza, quien pide un tipo mínimo efectivo del 15% para gravar a las multinacionales y tapar ese agujero por donde se va buena parte del dinero.
Más progresividad en el IRPF
Una segunda medida imprescindible para una reforma fiscal progresista pasa por "acercar la tributación de las rentas del capital y las rentas del trabajo", coinciden los expertos consultados para este reportaje. "Casi el 85% de la recaudación del IRPF se carga sobre las rentas del trabajo", explica Martín Urriza, un dato que también aporta Álvarez en su análisis. "Un salario de unos 35.000 euros soporta el mismo tipo impositivo en la declaración del IRPF que ganancias por rentas del capital superiores a los 300.000. Tenemos un tratamiento muy desigual y cerrar esta dualidad sigue siendo muy necesario", ejemplifica Nacho Álvarez.
"Hay que dotar de mayor progresividad al IRPF y acabar con su dualidad", tercia Carlos Cruzado. Para ello, el presidente de Gestha aboga por ampliar el número de tramos en la declaración del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas.
Gravar más la riqueza
Otro punto fundamental apuntado por los expertos es incrementar la fiscalidad sobre la riqueza y el patrimonio. Martín Urriza apuesta por aumentar "la eficiencia" tributaria en este aspecto para que "contribuyan más quienes más se benefician de la sociedad".
El consenso sobre la necesidad de gravar más la riqueza y el Impuesto de Sucesiones es casi generalizado entre los economistas y fiscalistas consultados. El problema es que los tributos sobre patrimonio y sucesiones son competencia de las comunidades autónomas: "En España, los impuestos sobre la riqueza están muy ligados a la financiación autonómica y por eso se ha habla desde hace tiempo de la necesidad de plantear cierta armonización, sobre todo con el impuesto de sucesiones", ilustra Carlos Cruzado.
Rubén Gimeno, secretario técnico del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), es muy crítico con el actual modelo fiscal autonómico. Lo califica de "injusto". El experto de REAF considera imprescindible fijar un mínimo común a todas las comunidades autónomas en los impuestos de sucesiones, donaciones y otros tributos cedidos, y luego permitir una horquilla limitada para que cada territorio ajuste un extra según sus necesidades.
Gimeno asegura que el sistema autonómico genera grandes desigualdades fiscales entre ciudadanos según su lugar de residencia a la hora de pagar los impuestos. "No es justo que un padre que vive en Extremadura done 800.000 euros a un hijo y tenga que pagar 200.000, mientras que si reside en Cantabria no paga", explica Gimeno con un ejemplo extremo. Por eso, asegura que cualquier reforma fiscal debe pasar por "armonizar los impuestos cedidos a las comunidades autónomas. El actual sistema se ha quedado obsoleto".
Carlos Cruzado: "Hay que dotar de mayor progresividad al IRPF y acabar con su dualidad"
Álvarez, Sánchez Mato, Martín Urriza y Cruzado también se muestran partidarios de establecer un suelo mínimo en los impuestos de sucesiones y seguir desarrollando el impuesto a grandes fortunas que nació de forma temporal para armonizar y complementar con el de Patrimonio, que las comunidades autónomas, sobre todo del PP, han reducido a una mínima expresión. "La ausencia de un suelo mínimo para todos provoca cierta injusticia", sentencia Álvarez.
Con una visión más liberal, Rubén Gimeno es el único experto consultado que defiende la eliminación del Impuesto de Patrimonio. "Lo lógico es que desaparezca, se expulse del sistema tributario, porque es el único país en solitario de la Unión Europea que lo tiene". En sentido contrario, Cruzado sostiene que es necesario "armonizar Patrimonio y Sucesiones para evitar su desmantelamiento".
La lucha contra el fraude
La cuarta pata sobre la que debería sostenerse una reforma fiscal progresista es la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida. En su análisis para IU, Carlos Sánchez Mato calcula que si Hacienda destinara los mismos recursos a combatir el fraude que los países de la UE, España ingresaría más de 29.000 millones de euros extra por este concepto.
"Hay que desplazar la lupa hacia las grandes bolsas de fraude, hacia grandes empresas y grandes fortunas, y esto ahora mismo no se está haciendo. Si no va acompañada de una mejora de la lucha contra el fraude y del control tributario, cualquier reforma fiscal está abocada al fracaso", advierte Cruzado. Para ello hace falta invertir en más medios materiales y recursos humanos. "Necesitamos más inspectores fiscales: la lucha contra el fraude es clave", apunta Nacho Álvarez.
Nacho Álvarez: "La lucha contra el fraude es clave"
Carlos Sánchez Mato termina con una advertencia que es al mismo tiempo un deseo: "Hacienda debe dotar de más medios a la Agencia Tributaria, pero también tiene que apuntar en la dirección correcta, a los grandes defraudadores, no al trabajador que tiene una discrepancia con el fisco o el pequeño autónomo, como ocurre ahora. Las grandes inspecciones que afloran muchos millones requieren de una especialización y de los recursos de los que ahora no se dispone".
"El infierno fiscal', el falso debate de la derecha
En los últimos años, sobre todo tras la pandemia y al calor del aumento de la recaudación tributaria que han propiciado el crecimiento económico y ciertas medidas impulsadas por el Gobierno de coalición, la derecha y buena parte de su aparato mediático utilizan una expresión que repiten hasta la saciedad: "España es un infierno fiscal".
"Lo del infierno fiscal es una ola mediática, pero no es cierto", afirma Carlos Cruzado. "Eso no se corresponde con la evidencia empírica", incide Nacho Álvarez. Carlos Martín Urriza aporta algún detalle más para desmontar ese falso discurso: "Nuestro nivel de contribución fiscal en relación al PIB está más de tres puntos por debajo de la media europea".
En concreto, está 3,6 puntos por debajo, según los cálculos de Carlos Sánchez Mato. De acuerdo con los datos que maneja este economista, la contribución (otros utilizan el término presión) fiscal de España es del 37,3% y la media de los países de la Unión Europea está en el 40,9%. Si la contribución fiscal se equiparase a la europea, Hacienda ingresaría 57.122 millones de euros adicionales, un 9,7% más con respecto al actual nivel de ingresos.
Rubén Gimeno pone el contrapunto: reconoce que en España se pagan menos impuestos que en muchos países europeos, pero que también se gana menos. "Comparada con otros países, efectivamente, España está un poco por debajo de la media europea. En eso no hay ningún problema; otra cosa es que en otros países ganan más dinero y aquí los salarios son más bajos". Pero ese quizás sea otro debate, el de la subida de los salarios.
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