Maria Aranda · La misma cara que el del casoplón del siervo de Dios monseñor Tarancón, al servicio de los pobres 👹👹👹
Hay personas que con el paso del tiempo cambian o cambian sus
actitudes. Algunas quizás modifican la percepción que tienen de las
cosas; otros, con el paso de los años, adquieren la experiencia, la
maduración que les hace vivir con su entorno con la capacidad reflexiva
que incluso les permite comprender lo que nunca se habían propuesto
entender. No es su caso, señor Guerra…
Parece que usted no sólo no
ha adquirido esa madurez contemplativa y reflexiva, sino que, además,
ha perdido la memoria. Ayer, en su intervención en Onda Cero, afirmó que
las escuelas y centros educativos de Cataluña hace 40 años que están
controlados por un profesorado sectario que se dedica a adoctrinar su
alumnado de manera fascista, a la manera de Adolf Hitler y sus
juventudes hitlerianas. Con sus afirmaciones de ayer, señor Guerra,
usted me insultó, me agredió y, por ello, ahora dejaré de hablar de
usted para hablarle de mí.
Sabe, yo soy catalana por obra y gracia
del Caudillo de España. Soy de esa generación que nació en Cataluña
porque los fascistas asesinaron o persiguieron a nuestros abuelos. Soy
hija y nieta de aquellos andaluces que consiguieron rehacer su vida
lejos de una Andalucía sometida a los terratenientes falangistas, que
crearon un hogar en una tierra que se tuvo que rehacer de la represión
franquista y que colaboraron en la creación de la escuela pública
catalana a finales de los años 70. Una escuela pública, señor Guerra,
que contó con un consenso político y social en el que participaron la
mayoría de familias proletarias venidas de Andalucía y que fue un modelo
surgido de una decisión democrática.
Sabe, yo soy de esa
generación nacida en 1970 que no fuimos escolarizados en catalán, que
todavía sufrimos las lecciones de maestros franquistas, que crecimos en
plena transición, que pasamos miedo la noche del 23-F y que vivimos el
entusiasmo de nuestros padres el día que ustedes, los del PSOE, ganaron
las elecciones. Soy de esa generación que, mientras usted llegaba a ser
vicepresidente del gobierno, trabajábamos para estudiar en la
universidad.
Como le decía antes, señor Guerra, ayer me agredió,
pero no sólo a mí… Ayer, usted escupió sobre la memoria de todos los
muertos en manos del fascismo español; insultó a todos los padres y
madres que han colaborado en la construcción de un modelo educativo
consensuado; agredió a diferentes generaciones de profesionales de la
educación que, desde 1975, han trabajado para que la educación en
Cataluña sea siempre el garante de la transmisión y consolidación de los
valores propios de una sociedad democrática.
Usted, con su
actitud beligerante, no es nadie para situarme, a mí y a todos mis
compañeros de profesión, a la misma altura que a los asesinos de
nuestros abuelos. Usted, protagonista del primer caso de corrupción del
gobierno socialista, no puede acusarnos de desarrollar desde las
escuelas un movimiento prefascista. Usted, hijo de militar, que
justifica las cargas policiales contra nuestros conciudadanos no puede
acusarnos de ser despreciables.
Y es que usted, señor Guerra, no
ha cambiado: sigue viviendo de la agresión verbal, de la mentira
injuriosa, de la difamación injustificada… Porque tal vez usted ha
olvidado que un día ejerció de socialista, pero nosotros recordamos que,
en realidad, no lo fue nunca. Hoy, con sus dictados injuriosos, usted
se asocia a la extrema derecha española, mientras nosotros, el
profesorado catalán, seguimos trabajando para nuestro pueblo. Passi-ho
bé, señor Guerra!
Maribel Gómez, Profesora de Secundaria del Departament d’Ensenyament
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OTRA COSA: Joaquín Araújo. Conferencia el 27 Noviembre, 19h en la FMM
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