George Gonzalo · 24/10/2019 elciudadano.com 22/10/2019
Las protestas que adelanta desde
hace seis semanas el pueblo haitiano se mantienen en pie de lucha contra
el gobierno de Jovenel Moïse, y cada vez con el objetivo más claro: la
renuncia del Presidente debido al rechazo generalizado de sus políticas
neoliberales para complacer al Fondo Monetario Internacional (FMI) y
sobre todo por su condescendencia a las directrices y doctrinas de
Estados Unidos y de Francia.
A Moïse el pueblo lo acusa masivamente de ser corrupto y aliado de Estados Unidos, tras permitir que aún se mantengan tropas invasoras en su territorio, a través de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que no sólo se han involucrado en la política nacional, sino que también han agudizado la crisis humanitaria, económica y social con la comisión de delitos de lesa humanidad, sobre todo, contra mujeres y niños.
Las tropas invasoras llegaron a Haití en febrero de 2004. Desde entonces y hasta octubre de 2017 el país fue intervenido por la ONU mediante la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas para Haití (Minustah).
Luego, la Minustah adoptó un nuevo nombre, debido a los escándalos en los que estaba inmersa, y paso a llamarse Misión de las Naciones Unidas de Apoyo a la Justicia en Haití (Minusjusth), que debía concluir el 15 de octubre pasado, pero que aún sigue activa en la nación caribeña.
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