martes, 4 de julio de 2023

Seminario de lecturas sobre polarización y desacuerdos, de Fernando Broncano

 17/4/23

Fernando Broncano R

Hoy seguimos nuestro seminario de lecturas sobre polarización y desacuerdos: ¿cuál es la actitud recomendable cuando nos encontramos en desacuerdo con personas que respetamos? Según una teoría, debemos poner entre paréntesis nuestras propias convicciones; según otra contraria, es racional que persistamos en ellas si no hay una evidencia nueva en contra.

Más complicado es el problema de lo que llamamos en filosofía "desacuerdos profundos", que son desacuerdos no solo sobre una cuestión sino también sobre qué serían razones aceptables a favor o en contra y qué concepción del mundo las apoya.
Los desacuerdos profundos son los que producen las formas más intratables de polarización. Desacuerdos religiosos, políticos, culturales...
Por ejemplo: la democracia es un fin en sí misma frente a la idea de que es instrumental y siempre subordinada a concepciones más "profundas" de la sociedad (la visión china, por ejemplo, de que la democracia occidental no entiende la visión asiática de que el individuo se debe a la sociedad, o la visión rusa de que la democracia occidental es moralmente decadente por su laicidad, y encontrarse en manos de gais, lesbianas y feministas); desacuerdos profundos sobre si los fetos de menos de tres meses tienen mente o si son parte del organismo de una mujer sobre el que tiene derecho a decidir; o desacuerdos sobre hay derechos sociales o solo individuales o si el derecho a la propiedad privada es intangible; o desacuerdos acerca de si las iglesias e instituciones religiosas pueden ejercer influencia y poder político sobre sus fieles.
La tradición wittgensteiniana explica estos desacuerdos como divisiones sobre las "proposiciones bisagra", que son una especie de suelo epistémico sobre el que construimos nuestro mundo y nuestro sentido común, y no son susceptibles ni de prueba ni de razón.
Hay muchos problemas implicados en estas cuestiones de epistemología general, de epistemología moral y política o directamente de teoría política: ¿es legítimo que una concepción dada se imponga hegemónicamente usando todos los recursos posibles incluida la violencia del estado?, ¿debemos aceptar que un límite de la democracia es la imposibilidad de resolver los desacuerdos profundos?
Dado que el siglo XXI ha comenzado con una larga y dura guerra cultural, estas cuestiones pasan a ser centrales en filosofía.
........................



No hay comentarios: