Kerry Taylor-Smith Meteored Reino Unido 30/09/2025
Evaluar el verdadero impacto de la contaminación microplástica y nanoplástica es difícil, pero un enfoque global e integrado de monitoreo podría rastrear su movimiento; descubrimos cómo.
Los plásticos se han infiltrado en todo el mundo, con micro y nanoplásticos que viajan más lejos y más rápido de lo que se creía. Imagen: Adobe.
La contaminación plástica transportada por el aire, en forma de microplásticos y nanoplásticos, podría estar viajando más lejos y a mayor velocidad por el planeta de lo que se creía, lo que ha llevado a científicos de la Universidad de Manchester a solicitar una red global de estaciones de monitoreo del aire para rastrear su movimiento.
El plástico está más extendido de lo que se pensaba
Investigadores revisaron la literatura científica actual para descubrir cómo estos diminutos fragmentos de plástico entran al aire, de dónde provienen, cómo viajan y dónde terminan.
Sin embargo, es difícil evaluar el verdadero impacto global de los microplásticos y nanoplásticos. La investigación puso de relieve las lagunas en nuestro conocimiento y comprensión de la contaminación plástica transportada por el aire debido a la inconsistencia de las técnicas de medición, la limitación de los datos y la simplificación excesiva de las simulaciones. También existen lagunas en nuestra comprensión de los mecanismos del ciclo atmosférico.
Además, desconocemos la verdadera magnitud de la entrada de plástico a la atmósfera: ¡las estimaciones varían entre 800 toneladas y casi 9 millones de toneladas anuales! Tampoco sabemos cuáles son los principales contribuyentes, si son terrestres, como el tráfico rodado, o marinos, como la espuma marina.
Estas incertidumbres suscitan la preocupación de que los plásticos en suspensión en el aire puedan estar más extendidos e influir más de lo que sugieren los sistemas actuales de monitorización y simulación.
“La magnitud de la incertidumbre sobre la cantidad de plástico que entra en nuestra atmósfera es alarmante”, afirma Zhonghua Zheng, codirector de Ciencia de Datos Ambientales e IA en el Instituto de Investigación Ambiental de Manchester (MERI) y profesor de Ciencia de Datos y Análisis Ambiental.
“La contaminación por plásticos puede tener graves consecuencias para la salud humana y los ecosistemas, por lo que, para evaluar los riesgos, necesitamos comprender mejor cómo se comportan estas partículas en la atmósfera. Si queremos proteger a las personas y al planeta, necesitamos mejores datos, mejores modelos y coordinación global”, añade Zheng.
Enfoque integrado
Se producen anualmente más de 400 millones de toneladas de plástico, la mayoría de las cuales terminan como residuos. Con el tiempo, este plástico se degrada en microplásticos, que miden menos de 5 mm, y nanoplásticos, que miden menos de 1 micrón.
Estas partículas microscópicas se encuentran cada vez más en el aire que respiramos, en los océanos y en el suelo, lo que significa que también están presentes en nuestros alimentos. Estas partículas pueden viajar miles de kilómetros en cuestión de días e incluso se han encontrado en regiones remotas como zonas de hielo polar, desiertos y picos montañosos remotos.
Aunque nuestra comprensión de los microplásticos y nanoplásticos ha aumentado, aún quedan muchas preguntas por responder debido a la escasez de datos reales, métodos de muestreo inconsistentes y modelos informáticos que simplifican excesivamente el comportamiento del plástico en el aire.
Los investigadores sugieren que las futuras investigaciones se centren en tres áreas críticas: ampliar y estandarizar las redes globales de observación; mejorar y perfeccionar la modelización atmosférica, y aprovechar el potencial de la inteligencia artificial (IA).
“Al adoptar este enfoque integrado, podemos transformar radicalmente nuestra comprensión y gestión de esta amenaza emergente”, explica Fei Jiang, investigador de doctorado.
“La IA puede desempeñar un papel fundamental en el análisis de datos y la simulación del movimiento del plástico; puede ayudar a comprender conjuntos de datos fragmentados, detectar patrones ocultos e integrar información de múltiples fuentes; sin embargo, necesita datos de alta calidad para trabajar con ellos. Todas estas áreas deben trabajar en conjunto para gestionar esta amenaza emergente y diseñar estrategias globales eficaces contra la contaminación”.
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