sábado, 22 de enero de 2022

Florentino Pérez siempre gana con Moncloa a sus pies, de Santiago Aparicio

Santiago Aparicio  12/1/22
Doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Contador de realidades. Guitarrista de rock en mis tiempos libres. Y cazador de doxósofos.

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Da iEEEEn el “todo Madrid” es común escuchar “Florentino nunca pierde”. Una máxima aplicada al presidente del consorcio internacional ACS y que se aproxima mucho a la realidad. Da igual quien gobierne porque sus empresas recibirán obras, servicios, autopistas de peaje u hospitales con sobrecoste. Y cuando no gana es capaz de mover toda esa red de influencia que va desde la judicatura a los medios de comunicación o los partidos políticos, como, tal vez, esté ocurriendo con la lucha judicial contra Iberdrola y su presidente, Ignacio Sánchez Galán.



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Cuando el Real Madrid se ha visto en déficit deportivo, ha sido pronunciarse Florentino Pérez y activarse lo que comúnmente se llama nacionalmadridismo. Todos los medios actuando al compás del “ser superior” (Butragueño dixit) y si hay que echar de Movistar a los que critican al equipo blanco, se hace ipso facto. Si hay problemas con UEFA, se mueven los hilos judiciales y en 24 horas obtiene una resolución judicial, algo que ni el Banco de Santander lograría.

Con Zapatero le fue bien

El Caso Castor, en el cual la justicia ha dictado a favor de Florentino y en contra del erario público, fue una dádiva del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero hacia el empresario madrileño. Sin tener experiencia en el sector de la generación de gas, se concedió un muy jugoso contrato a una UTE en la que Pérez puso los contactos. El problema no era la jugosidad del contrato sino las cláusulas en caso de que aquella aventura no fuese rentable. Se mirase por donde se mirase ACS jamás perdería dinero, 1.350 millones.

No sólo le concedieron esas cláusulas inhabituales en los contratos públicos por la plataforma Castor, sino que también fue obsequiado con ellas en otros proyectos de gran magnitud que, como aquel, terminaron en fracaso y pérdidas para las arcas públicas. En el túnel de Pertús fueron las administraciones públicas quienes se quedaron con el pasivo de la empresa de Pérez tras no haber el tráfico esperado y con el que la concesionaria de ACS pensaba ingresar ingentes cantidades de dinero.

Con Mariano Rajoy hubo sus más y sus menos

La llegada al poder de Mariano Rajoy tampoco supuso un suplicio, al principio, para Florentino Pérez pues, al fin y al cabo, esperaba que siguiesen los buenos contratos a pesar de la época de crisis. El gobierno del PP miró para otro lado con los 2.600 millones de los que se benefició Florentino en cláusulas y pufos que asumía la administración pública. Pero esperaba más, mucho más. Esperaba que le rescatasen las autopistas de peaje que José María AznarFrancisco Álvarez Cascos y Esperanza Aguirre habían diseñado bajo la atenta mirada de los constructores y, mucho más interesante para él, que le ayudasen en su lucha por hacerse con Iberdrola.

Los contratos siguieron fluyendo pero el gobierno del PP no quiso enfrentarse a Ignacio Sánchez Galán para conceder el deseo de Pérez, fusionar Iberdrola con su participada Unión Fenosa y hacerse con el poder de ambas eléctricas. Poco a poco las acciones de Iberdrola perdieron valor en bolsa, por la lógica de la crisis económica, y ACS perdió según estiman 2.000 millones de euros. Además, Pérez tuvo que vender sus títulos de Abertis a OHL y CVC. Así, hasta el año 2019 en que vendió todas las participaciones de la eléctrica y puso en un brete a su propia empresa.

Esto no se lo perdonó Pérez a Rajoy y, como por arte de magia, comenzaron a funcionar varios medios de comunicación que iban destapando las cloacas de Interior del PP. Con el comisario Villarejo en todas las tramas. También hubo un fuerte apoyo al partido de origen catalán Ciudadanos para que sustituyese al PP cuanto antes mejor. Esto último fue otro de los Waterloo de Pérez, pero la nueva dirección parece entender que mejor estar a bien con el dueño de ACS. Por otro lado, aunque en la Comunidad de Madrid siempre ha sido muy querido, tanto como para concederle la gestión de hospitales, en cuanto hubo polémica por los sobrecostes, vendió rápidamente.

Isabel Díaz Ayuso ha sido sumamente génerosa con Florentino, puesto que ha recibido contratos “a dedo” aprovechando la pandemia de coronavirus. El milagroso hospital Zendal ha supuesto una buena fuente de ingresos para ACS, como los 7,9 millones de euros que Clece ha reclamado por los centros de mayores que gestiona como consecuencia del Covid-19, o como los 14,6 millones de euros que la Comunidad Valenciana ha tenido que pagar por contratos de los tiempos de Camps.

Buen trato con Pedro Sánchez

El radicalismo verbal con el que llegó al gobierno Pedro Sánchez tenía asustada a buena parte de la clase dominante de este país. Sin embargo, rápido aplacó los ánimos de los empresarios. Tras reunirse con George Sorosel segundo empresario que visitó la Moncloa tras ser nombrado presidente fue Florentino. Y no puede decirse que le haya ido mal.

Mientras la situación política era conflictiva, con un Rajoy en minoría, una moción de censura y la llegada del anteriormente apestado Sánchez, Pérez volvió a recuperar el control de Abertis (gracias a la unión con la italiana Atlantia y la familia Benetton). En cuanto necesitó flujo de dinero, el gobierno socialista acudió al rescate de esta nueva empresa. Así Red Eléctrica Española compró el 89% de Hispasat a Abertis por un precio de 1.000 millones de euros.

No sólo le ayudan a tener flujo de caja y salvar algunas circunstancias financieras, sino que es más que conocido que se piensan privatizar las autopistas y autovías para cobrar un peaje por su uso. José Luis Ábalos, en su momento, explicó que se debía al gasto que suponía el mantenimiento de toda la red española (unos 2.000 millones de euros). El escándalo que produjo, y sigue produciendo, ha dejado en un cajón semiabierto el peaje. Mientras tanto Abertis va ampliando negocio y Florentino se deshace, sin deshacerse, del grupo Cobra.

En otro de los típicos cambalaches financieros que se hacen para cuadrar cuentas, ACS ha decidido vender el grupo Cobra. En principio ha sido vendido por 4.902 millones de euros sobre la campana, eso sí, para que ACS no hubiese dado pérdidas en el año 2021. Una venta de los activos industriales, un sector bastante perjudicado por la crisis-pandemia como se ha visto con la salida del Ibex-35 de Técnicas Reunidas, y de activos eléctricos. De esta forma sale casi por completo del mundo de la generación y gestión eléctrica. Un mundo que no ha comprendido y para el que tampoco ha invertido en recursos humanos lo suficiente como para destacar. Con ello logra parar la bajada en bolsa (...)

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