La concienciación en torno a la salud ambiental está acelerando la transformación de las ciudades en toda Europa. España, con algunos pasos en falso, no es ajena a ello y está inmersa en un proceso de renovación urbana que busca, de un forma muy resumida, dejar de lado del coche y potenciar la movilidad activa –a pie o en bicicleta– y el transporte público. El objetivo es conocido: rebajar las emisiones de efecto invernadero asociadas al vehículo privado y reducir la contaminación atmosférica que sale de los tubos de escape produciendo cerca de 30.000 muertes prematuras, según datos de la Unión Europea. 

La ciudad en 15 minutos es uno de estos modelos de planificación que en los últimos años se están articulando en diferentes partes del mundo. En París, por ejemplo, su alcaldesa, Anne Hidalgo, lo ha querido desarrollar a gran escala para conseguir que la metrópoli francesa pueda ser más accesible en bicicleta o caminando y relegar el coche a un plano secundario. Pero también ha llegado a España, con Pontevedra a la cabeza o con las "supermanzanas" implementadas por Ada Colau en Barcelona. La idea es reducir al mínimo los trayectos en coche en las ciudades o barrios y conseguir que cada persona tenga servicios y, por ende, su vida en un radio de 15 minutos caminando o en transporte público para evitar desplazamientos en coche innecesarios (...)

De Oxford a Canadá, el posible origen del negacionismo

Aunque en España ya se habían constatado una querencia singular por la movilidad en coche desde los sectores más conservadores, el discurso parece haber evolucionado hacia unas cotas que lindan con el negacionismo climático. El germen podría estar en algunas de las protestas de sectores ultras en Oxford, donde el Ayuntamiento acaba de aprobar un plan con cortes de tráfico en seis vías de acceso a la ciudad durante unas horas concretas, además de otros planes que fomentan el transporte público y la movilidad a pie o en bicicleta. 

Estas medidas, tal y como recoge eldiario.es en una crónica, han generado un revuelo importante con una convocatoria de movilizaciones basada en bulos que equiparan las restricciones al tráfico con guetos y a la que acudieron colectivos vinculados, según cuenta el artículo, con movimientos antivacunas. Este tipo de mensajes también se han visto en los últimos meses en Canadá, donde algunas personalidades conocidas dentro del negacionismo del cambio climático, como Jordan Peterson, han cargado contra planes de movilidad sostenible similares al de Oxford.

Carmen Duce, portavoz de Ecologistas en Acción, tilda de "absurdos" los argumentos que equiparan confinamientos con las restricciones al tráfico. "Es una cuestión muy simple de limitar la contaminación. Estos planes hablan de recuperar algo bueno que ya había, de rediseñar las ciudades con más servicios y ocio cerca de donde viven las personas para evitar desplazamientos en coche que podrían ser innecesarios", dice la conservacionista, que pone el ejemplo de acabar con el distrito escolar único que rige en Madrid o Castilla y León y que permite llevar a los menores a cualquier colegio de la ciudad independientemente de la zona o barrio donde residan (...)

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