Los seres vivos aprenden a relacionar hechos con consecuencias. Incluso una planta mira al al sol porque la nutre. Los animales saben dónde está la comida, el agua, el peligro, la ayuda, la recompensa. En los humanos se comprueba cada día que falla con desmesurada frecuencia la elemental deducción de ver que de los hechos se derivan efectos. De la inacción también, por cierto. Es peligroso ignorar la relación y no saber algo tan elemental como que todo lo que se recorta, mengua, incluso el pensamiento, la lógica y hasta la decencia.