Bernardo Gutiérrez Río de Janeiro , 18/08/2024
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João Paulo Pacífico (São Paulo, 1978) no es un ejecutivo al uso. Usa pelo largo, “para no parecerse al resto”. Su frase predilecta es de Martin Luther King Jr.: “La oscuridad no puede combatir la oscuridad; solo la luz puede hacerlo. El odio no puede combatir el odio, solo el amor puede hacerlo”. Y lanza vídeos en Instagram repletos de mensajes anticapitalistas. El pasado enero, João Pacífico se convirtió en el primer millonario latinoamericano en firmar el manifiesto Proud to pay more, presentado en el Foro Económico Mundial de Davos por superricos que quieren pagar más impuestos. “Cuanto más tienes, más pagas, y punto. El Estado necesita dinero”, asegura João Pacífico en esta entrevista a CTXT.
La vida de Pacífico, ingeniero de formación, dio un vuelco tras la crisis financiera de 2008. Se dio cuenta de que el mercado financiero para el que trabajaba era inhumano. En 2009 fundó el Grupo Gaia, especializado en operaciones financieras y títulos de deuda para pequeños productores de agricultura orgánica. “Cuando me adentré en la agroecología me di cuenta de que todo lo que yo apoyaba antes estaba equivocado”, dice. En 2022, vendió la única empresa del grupo que trabajaba para sectores tradicionales y donó todo el dinero a una ONG. Desde entonces, dejó de ser el dueño del Grupo Gaia y pasó a ser un empleado. “Acumular dinero es de imbéciles”, defiende con frecuencia el autor de libros como Onda Azul (2017) y Seja Líder Como o Mundo Precisa (2022).
El Grupo Gaia apoya proyectos de vivienda popular, de educación, de energías renovables y de agricultura orgánica. La empresa mueve unos cuatro mil millones de reales en operaciones financieras, y presume de tener una plantilla más femenina que masculina y más negra que blanca. “Una sociedad regida por hombres blancos y heterosexuales fomenta el individualismo”, afirma.
Con más de 217.000 seguidores en Instagram, João Pacífico es un okupa en el Wall Street brasileño (la avenida Faria Lima de São Paulo). Y se ha convertido en un gurú de la izquierda. Sus vídeos contienen duras críticas contra el bolsonarismo, el mercado financiero, el sector agropecuario y todos los tipos de negacionismo.
Tras la crisis de 2008, su vida dio un giro radical. ¿Qué ocurrió?
En 2002 comencé a financiar al sector agropecuario. Aún estaba dentro del sistema. Pensaba que necesitábamos los pesticidas y que Brasil era la despensa del mundo. Tras la crisis de 2008, me di cuenta de la falta de humanidad del mercado financiero. Solo piensa en ganar más dinero. Despidió a mucha gente de manera innecesaria. Entonces decidí montar una empresa más humana.
¿Cómo fue el comienzo de su relación con el Movimento dos Trabalhadores Sem Terra (MST)?
Todo el mundo hablaba mal de ellos. Visité un asentamiento y para mí se abrió un nuevo mundo. Vi que lo que el MST decía tenía sentido. Me dije, tengo que usar mi habilidad para montar operaciones financieras con el fin de apoyar a esta gente. En una situación de opresión, si permaneces en silencio, estás apoyando al opresor. Y el MST estaba siendo oprimido por la opinión pública.
Y entonces, consiguió financiación para el MST, un movimiento que ocupa latifundios improductivos. ¿Cómo lo logró?
Primero emití un título de deuda. Funcionó. Después, hice una segunda operación para que cualquiera, en lugar de colocar el dinero en el banco, se lo prestara al MST. Entregamos ese dinero a una cooperativa del MST, que hace lo pactado y después paga a los inversores con intereses.
O sea, el inversor financia la agricultura sostenible y , además, obtiene lucro con ello...
Si dejas el dinero en un banco, no se queda parado. El banco se lo presta a la industria de los pesticidas o a una viejecita con intereses gigantescos. Cuando hacemos una operación como la que hemos hecho, haces entender a las personas que su dinero es poderoso, porque estás reduciendo la desigualdad y produciendo alimentos orgánicos. Es una revolución. Cuando me adentré en la agroecología me di cuenta de que todo lo que yo apoyaba antes estaba equivocado.
¿Cómo cambiaron sus ideas?
Comencé a levantar la bandera contra los pesticidas. Pasé a defender la reforma agraria y la agricultura familiar. Empecé a criticar la monocultura, las commodities, los transgénicos. Cambié completamente de lado. Entonces, vendí todas mis operaciones en el mercado tradicional.
Y decidió transformar sus empresas en una ONG...
Técnicamente, vendí la empresa y creé una gestora de fondos patrimoniales. El dinero de la venta se transformó en una donación. Ahora todo es de una asociación, una ONG. ¿Por qué lo hice? Porque creo que es necesario para enfrentar nuestros dos grandes problemas, la desigualdad y el medioambiente. Para reducir la desigualdad, quienes tienen más deben renunciar a sus activos.
Firmó el manifiesto Proud to pay more, para reivindicar el papel de los impuestos. ¿Por qué?
Es muy justo que quien tiene más pague más impuestos, no solo de manera absoluta, sino proporcionalmente. Cuanto más tienes, más pagas, y punto. Es una cuestión de justicia social. El Estado necesita dinero. Obviamente, tenemos que exigir eficiencia al Estado. Tenemos que parar con la acumulación. Tenemos comida para todo mundo, pero en Brasil veinte millones de personas pasan hambre.
El neoliberalismo elogia la mano invisible del mercado, pero algunos de sus iconos, como Silicon Valley, están regados de dinero público...
Por eso defiendo un Estado fuerte para tener educación, salud pública e investigación de calidad. El sistema público inventó Internet y la NASA. Esos mismos neoliberales, cuando la cosa se pone fea, son los primeros que piden ayuda al Estado. Ahora, tras las inundaciones en el sur de Brasil, un aeropuerto privado de Porto Alegre pide ayuda pública. Defienden un Estado mínimo, pero para los pobres.
Algunos multimillonarios, como Amancio Ortega, donan dinero para lavar su imagen y reforzar el mito del libre mercado.
Pensar que un millonario explotador es bondadoso porque dona una miseria es una fantasía. Hace eso porque explota a la gente y a la cadena productiva.
Es crítico con la meritocracia. ¿Qué le incomoda de esa narrativa?
Es una falacia para mantener los privilegios. Quienes salen en la parte delantera dicen que la carrera es igual para todos. No lo es. Porque algunas personas nacieron en una familia rica. Incluso en la pandemia, no todos estaban en la misma tempestad. Algunos estaban en el navío, muy cómodos. Otros, en el bote salvavidas, cayéndose. La meritocracia es una gran mentira del neoliberalismo.
Uno de los grandes gurús de la meritocracia es Elon Musk. ¿Qué opinión le merece?
Es un psicópata. Un ser despreciable. Es un misógino, negacionista, acumulador, explotador. En su propio libro muestra cómo explota a la gente. Es un antimodelo que, desafortunadamente, es aplaudido.
El Grupo Gaia se enorgullece de ser más femenino que masculino y de tener más empleados negros que blancos. ¿Cómo funciona la contratación de personal?
Una sociedad regida por hombres blancos y heterosexuales fomenta el individualismo. Es importante rescatar el feminismo y dar más protagonismo a las mujeres. La diversidad es importante, no solo por reparación histórica, sino para incorporar la mirada de esas personas. Mucha gente no consigue contratar a personas negras porque usan criterios que las excluyen. Por ejemplo, exigir inglés para un puesto donde no se necesita excluye a quienes vienen de la educación pública.
El “retorno ambiental” es uno de los pilares de Gaia. ¿Por qué?
El ser humano es el único animal que tiene la capacidad de autodestrucción. Estamos destruyendo el futuro. La crisis climática va a provocar cada vez más eventos extremos. El sector agropecuario es burro y cortoplacista. Hay estudios que muestran que de aquí a poco van a perder mucho dinero y cosechas enteras. Espero que la gente cambie su comportamiento y su voto para intentar revertir la situación.
He leído que está estudiando cómo ayudar a financiar a pueblos indígenas y quilombolas (los quilombos son asentamientos fundados por esclavos huidos).
Sí. Creamos un fondo para esas personas invisibilizadas por el capital tradicional. Son los grandes protectores de la naturaleza. Para mucha gente no existen.
Hace unas semanas denunció en sus redes sociales a un emprendedor brasileño que defendía que el éxito está basado en semanas de setenta horas de trabajo.
Esta gente glamuriza el trabajo extremo y extenuante para ganar más. Es una glamurización de la opresión, de la explotación. Que alguien trabaje ochenta horas por semana no es bonito, es explotación. Esa persona no va a tener tiempo para cuidarse, para estar con la familia, con amigos, para sus aficiones. Como CEO, tu responsabilidad es cuidar de las personas, no al accionista.
Hace poco, ayudó a denunciar a la CEO de Nubank, por colaborar con plataformas de extrema derecha. ¿Es importante encender debates en redes sociales?
Ese fenómeno de las redes sociales es bueno y malo. Es bueno porque la gente tiene más voz. Malo porque existen fake news. Es muy difícil luchar contra las fake news, porque generan interacción y las plataformas se lucran con ello. Y cuando llega un intento de regular las redes sociales, dicen que es censura.
La extrema derecha en Brasil continúa fuerte. Este año, hay elecciones municipales. ¿Cómo lo ve?
La extrema derecha es uno de los grandes problemas del mundo. Bolsonaro, aunque esté inhabilitado, todavía condiciona el voto de mucha gente. En Brasil ya no existe la derecha, solo la extrema derecha y la izquierda. Lula solo ganó a Bolsonaro porque es un gran líder. Cualquier otro habría perdido. Necesitamos formar a nuevos políticos progresistas.
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OTRA COSA: CTXT. América Latina desde dentro, por Emiliano Gullo y Paula 'Poli' Sabatés
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