Juan Miguel Baquero 18 de agosto de 2024
“Yo soy español integral”. La frase resuena similar a un canturreo de animación en recintos deportivos. “Canto a España y la siento hasta la médula”, añade… ¿un político populista, acaso? Pues no. Las palabras salen de boca de Federico García Lorca. Y tienen añadidos: “Pero odio al que es español por ser español nada más” y “el chino bueno está más cerca de mí que el español malo”. El poeta lanza esas sentencias en su última entrevista, apenas dos meses antes de ser asesinado por fascistas hace ahora 88 años.
La extrema derecha española ha llegado a proclamar en el Congreso que Lorca votaría a Vox. Una provocación, dicen. Porque, ¿cabe imaginar a un nacionalista intenso salivando ante un enérgico “yo soy español”? ¿O un nostálgico del franquismo firmando un sonoro “a España la siento hasta la médula”? Quizás. Pero remata Lorca: “Execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista abstracta por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos”.
Lorca, siempre como una pieza apetecible. “Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos”, confiesa. El poeta más universal del país, asesinado por los golpistas de Francisco Franco por “rojo” y “prácticas de homosexualismo [sic]”, como prueban los documentos secretos de la policía franquista revelados por este periódico. “Yo soy español”, responde poco antes de la matanza fascista.
¿Qué diría de la máquina del fango que denuncia el presidente de España, Pedro Sánchez? “En este momento dramático del mundo” el artista debe “meterse en el fango hasta la cintura” para “llorar y reír con su pueblo”, aseveró entonces. Ojo que las fake news del franquismo siguen ahí. “Pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos”, continúa el poeta a escasas fechas de su ejecución a tiros que ordena en clave el genocida Gonzalo Queipo de Llano: “Dadle café”.
“No creo en la frontera política”, aclara “el desaparecido más llorado del mundo”, como dijo Ian Gibson en una entrevista exclusiva para elDiario.es Andalucía. Un referente que el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, menciona en su investidura junto a Blas Infante, los dos perdidos en las 900 fosas comunes de su tierra. Lorca vive a 88 años de su muerte. Y reivindicado hasta por la extrema derecha.
Última entrevista a Lorca
El ruido de sables acecha a la democracia de la II República cuando el ilustrador Lluís Bagaría (Barcelona, 1882 – La Habana, Cuba, 1940) conversa con su amigo Lorca (Fuentevaqueros, 1898 - Víznar, Granada; 1936). Es el 10 de junio de 1936. Aquella cita, más que una pura entrevista periodística, es un encuentro entre compañeros. Sus protagonistas no eran conscientes, pero esa cómplice 'interviú' genera las últimas declaraciones en vida del poeta, publicadas por el periódico El Sol.
La charla –íntegra al final del texto– está centrada, en teoría, entre una “reivindicación intelectual del toreo” y “las diferencias del cante gitano y el flamenco”. Con otro vértice, “el arte por el arte y el arte por el pueblo”. Es el planteamiento de Lluís Bagaría, aunque pronto deriva en temas dispares. Y con una confabulación picante entre los interlocutores, salpicada de ironía.
Lorca ya había vivido su propio itinerario americano, del jaleo en Buenos Aires (Argentina) al descubrimiento sexual neoyorquino. En España bulle la creación artística antifascista. Y aquel parloteo deja frases muy llamativas. Pregunta el ilustrador: “¿No crees, Federico, que la patria no es nada, que las fronteras están llamadas a desaparecer? ¿Por qué un español malo tiene que ser más hermano nuestro que un chino bueno?”. La respuesta suma tintes antológicos.
“Yo soy español integral, y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más. Yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista abstracta por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula; pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política”, responde el poeta.
Llueven más preguntas y respuestas aquel junio del 36. Las pistolas de los golpistas están calientes y el ilustrador y el poeta conversan sobre felicidad, “salvajismo” y “plumas de ángel”, de ranas y toros, cante gitano, flamenco y la resurrección de la carne… hasta la conquista de Granada como “un momento malísimo” que desprecia “una civilización admirable”.
Porque “yo soy español integral”, pero… ¿qué diría Federico García Lorca ante el resurgir del fascismo y los discursos de odio? “¿Qué papel corresponde al arte?”, cuestiona Lluís Bagaría. “En este momento dramático del mundo, el artista debe llorar y reír con su pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan las azucenas”, incide, vigente, el discurso del autor de Bodas de Sangre .
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