miércoles, 3 de junio de 2020

La ira de un PP a la deriva, de Rosa María Artal

Amparo Piqueres y Joseph Maximilien han compartido un enlace. eldiario.es  Rosa María Artal 12/05/2020
El Partido Popular se desintegra en una cadena de despropósitos a la que asistimos estupefactos. No por no esperarlo, sino por ver cómo un partido que ha gobernado en España tantos años puede caer a niveles tan bajos. Lo peor es el plus de angustia y dolor que su delirio ha inferido a la sociedad en un momento crítico. Y la forma en la que entorpece la labor del gobierno, junto a los socios ultras que lo absorben. Y, como colofón, el potente grupo de poder y presión que actúa como si todavía el PP tuviera cierta entidad. Sin perder de vista a Vox  como sustituto.
Es tan escandaloso lo que está sucediendo que lo fácil sería limitarse a alimentar el morbo con los disparates que, día tras día, nos brindan los dirigentes del PP, pero el problema es serio y precisamente se inscribe en ese caldo de banalidad social en el que el PP aun cuece. La suma es alarmante.
En la cúspide tenemos a Isabel Díaz Ayuso, Presidenta de la Comunidad de Madrid, que anda despendolada haciendo y diciendo barbaridades cada vez de mayor calibre. Con una soberbia y seguridad que contrasta con su supina ignorancia, va soltando sus perlas ante los medios que las reciben con gozo y la distribuyen sin cesar. No hay dirigente de comunidad que salga más en los Telediarios de TVE, por ejemplo, que la de Madrid.  
(...)   Al jefe de este desastre le gusta más lo del martirio. José María Aznar bendijo el lunes a Ayuso (bendijo, en serio). Y añadió: "es una satisfacción que sufras el ataque de los hijos de Chávez". La ahijada aprende del padrino. Ayuso disfruta de un apartamento de lujo cuyo alquiler estaría valorado en 6.000 euros al mes propiedad de un hotelero con intereses en Madrid, el amigo Kike Sarasola. Aunque el empresario le va a hacer un buen precio y, según ha anunciado, le cobrará 80 euros por noche. Y luego resulta que hay un segundo apartamento en el mismo hotel también para la presidenta y un contrato de su gobierno con el hotelero que aparece y desaparece.(...) 


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