¿A cuánto asciende la merma de ingresos que el exilio fiscal del rey emérito, Juan Carlos I, ha provocado en la Hacienda pública española? Resulta difícil de determinar, coinciden en señalar fuentes tributarias, que también muestran consenso en indicar que, en todo caso, esa factura resultaría millonaria.

La pregunta, una de las muchas que el emérito sigue sin responder a los ciudadanos españoles, cobra vigencia de nuevo esta semana con su regreso al país para, tal y como ya hiciera en junio del año pasado, visitar Sanxenxo (Pontevedra) coincidiendo con la celebración de unas regatas.

La del evento marinero no es la única coincidencia temporal que va a darse con la visita. De hecho, hay otra que resulta llamativa y, posiblemente, molesta o cuando menos incómoda tanto para la Zarzuela como para el Ministerio de Hacienda: Juan Carlos I ha elegido para regresar a España la fase inicial de la primera campaña de la declaración del IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) en la que no va a participar como contribuyente español desde la instauración de ese tributo en 1978, que comenzó el pasado 11 de abril.

En ella, según las estimaciones de la Agencia Tributaria, van a participar 22,89 millones de ciudadanos, de los que a casi catorce les va a salir a devolver, es decir, a los que el fisco devolverá (sin intereses) lo que les cobró de más como adelanto o retención a lo largo del año pasado.

¿Español, emiratí, ambas cosas o ninguna de ellas?

Entre ellos no se encontrará Juan Carlos de Borbón, que a primeros de enero de este año comunicó a la Agencia Tributaria que trasladaba su residencia fiscal a Abu Dabi, una maniobra tributaria que también genera algunas incógnitas: ¿por qué lo hace ahora y no para los ejercicios de 2021 y 2022, en los que, cuando menos oficialmente, ya residía en ese emirato, al que llegó en agosto de 2020?

Aunque no es la única. Hay algunas más referentes a su el emérito cumple, más allá de pernoctar un mínimo de 183 días en Abu Dabi, las condiciones que la legislación exige para ser considerado residente fiscal de aquel país, algo que le permitiría eludir la obligación de liquidar el IRPF en España.

El convenio de doble imposición entre ambos Estados restringe la posibilidad de aprovechar ese beneficio fiscal a "las personas físicas domiciliadas en los Emiratos Árabes Unidos y que sean nacionales de los Emiratos Árabes Unidos", algo que, en el caso de Juan Carlos I, conllevaría la renuncia a la nacionalidad española o, en su caso, la adopción de la doble nacionalidad junto con la emiratí (...)

..................

OTRA COSA.  Fernando T. Maestre, ecólogo: “La mayor causa de desertificación es el mal uso del suelo y del agua, no la sequía”