Lucio Martinez Pereda · 13/2/2020 huffingtonpost.es - Daniel Ventura - 26/07/2018
No
podemos confundir el derecho a la libertad de expresion con la
manipulación interpretativa y alteración de los hechos históricos. Los
historiadores y políticos de izquierdas contrarios a la introducción del
delito de apología de la dictadura en el código penal son unos ingenuos
irresponsables que desconocen algo fundamental: la historia siempre
tiene repercusiones políticas.
El pasado martes, Sálvame se convirtió en lo que a muchos les pareció un panfleto "franquista".
Varios de los colaboradores del programa, uno de los más vistos de la
televisión en España, dijeron en antena ante millones de espectadores
que Franco no fue tan malo, que con él "todos tenían trabajo" y que
"gracias a él tenemos sanidad pública". Unos días antes de este
episodio, varios centenares de nostálgicos se habían dado cita en el Valle de los Caídos para gritar consignas fascistas mientras enarbolaban símbolos de la dictadura. ¿Habrá detenciones, denuncias, juicios? Nada de eso.
Esta exaltación del régimen que atenazó a España durante cuatro décadas no es delito. No se persigue, aunque pueda homologarse a cantar las virtudes de Adolf Hitler o a elogiar las políticas de Benito Mussolini. En Alemania y en Italia, sin embargo, es impensable que alguien salga a la calle con una esvástica para propagar mensajes nazis o con el fasces romano y una camisa negra para blanquear el fascismo (...)
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OTRA COSA: Entre todos pagamos 132 obispos y arzobispos, 3700 sacerdotes y además nos gastamos cada año 700 millones de euros en profesores de religión, de Lucio Martinez Pereda
Esta exaltación del régimen que atenazó a España durante cuatro décadas no es delito. No se persigue, aunque pueda homologarse a cantar las virtudes de Adolf Hitler o a elogiar las políticas de Benito Mussolini. En Alemania y en Italia, sin embargo, es impensable que alguien salga a la calle con una esvástica para propagar mensajes nazis o con el fasces romano y una camisa negra para blanquear el fascismo (...)
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OTRA COSA: Entre todos pagamos 132 obispos y arzobispos, 3700 sacerdotes y además nos gastamos cada año 700 millones de euros en profesores de religión, de Lucio Martinez Pereda
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