lunes, 24 de febrero de 2020

Residuos tóxicos, gobernantes y ciudadanía, de José María Calleja

Paquita Caminante ·   eldiario.es    José María Calleja - 18/02/2020 -
Urkullu no contaba con este accidente, con este destrozo de personas y para el medio ambiente y con la crisis política de consecuencias aún impredecibles
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Estaba el PNV casi sesteando, relamiéndose ante el previsible éxito en la próximas elecciones del 5 de abril, cuando la realidad ha venido a visitar al Gobierno vasco en forma de alud de productos tóxicos en una zona densamente poblada y transitada.
De momento, la quiebra del vertedero ha provocado la desaparición de dos personas, Alberto Soraluze y Joaquín Beltrán, ha sembrado el pánico y la angustia en, como mínimo, los habitantes de la zona y ha supuesto una quiebra en la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.
Urkullu, al alimón con Nuñez Feijóo, había convocado las elecciones de manera anticipada con la voluntad de evitar así el contagio, no deseado por ambos, con el proceso de los comicios catalanes, anunciados, pero sin fecha. Desde luego que Urkullu no contaba con este accidente, con este destrozo de personas y para el medio ambiente y con la crisis política de consecuencias aún impredecibles que se ha desatado. Hay en Euskadi una densa trama institucional que une a los ayuntamientos y al gobierno autonómico de otras comunidades, las potentes diputaciones, que recaudan los impuestos de los ciudadanos y se supone que ejercen un control de cada una de las tres provincias.
Se diría que no hay un metro cuadrado del territorio que no esté controlado por un poder político que presume de arraigo en la tierra.
Pues bien, a esa amazacotada trama institucional se le ha escapado detectar a tiempo las primeras fallas del depósito, controlar las consecuencias de haber volcado en 13 años los vertidos previstos para 35 o haber realizado una mínima prospectiva sobre los riesgos del desastre (...)


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