Aristos Veyrud ha compartido una publicación en el grupo Teología de la Liberación. | Leonardo Boff
Jose Amesty ha compartido un enlace en el grupo APORTES TEOLOGICO-POLITICOS.
(Leonardo Boff).-
La producción de un programa humorístico por el Grupo Porta dos Fundos
que habría sugerido una eventual relación homoafectiva de Jesús y las
reacciones negativas de muchos, incluida una bomba contra el local de
Porta dos Fundos, nos invitan a hacer una reflexión sobre el respeto.
Este, el respeto, es uno de los ejes básicos de la ética en cualquier
cultura y es también necesario para la convivencia pacífica de las
diferencias dentro de un Estado Democrático de Derecho.
Para
enriquecer la discusión que concierne también a un ministro STF, un
ministro del STF que liberó el programa humorístico después de ser
prohibido por otro juez, conviene proponer las reflexiones de un
pensador que, más que nadie, profundizó la cuestión del respeto: Albert Schweitzer (1875-1965). Era originario de Alsacia, un renombrado exégeta bíblico y un conocido concertista de Bach.
Como
consecuencia de sus estudios sobre el mensaje y la ética de Jesús,
especialmente el Sermón de la Montaña, que da centralidad al pobre y al
oprimido, resolvió abandonar todo, estudiar medicina y marchar a África
en 1913 como médico en Lambarene (Togo), exactamente en aquellas
regiones que habían sido dominadas y explotadas furiosamente por los
colonizadores europeos.
Dice explícitamente en una carta, que “lo que necesitamos no es enviar allí misioneros para convertir a los africanos, sino personas dispuestas
a hacer para los pobres lo que hay que hacer, si es que el Sermón de la
Montaña y las palabras de Jesús tienen algún valor. Si el Cristianismo
no realiza eso, ha perdido su sentido. Después de haber reflexionado
mucho, ha quedado claro para mí que mi vida no es la ciencia ni el arte,
sino ser un simple ser humano que, en el espíritu de Jesús, hace alguna
cosa, por pequeña que sea” (A. Schweitzer, Wie wir überleben können,
eine Ethik für die Zukunft, 1994, p.25-26).
En su
hospital del interior de la selva tropical, entre la atención a un
paciente y a otro, tenía tiempo para pensar sobre los destinos de la
cultura y de la humanidad. Consideraba la falta de una ética humanitaria como la mayor crisis de la cultura moderna.
Dedicó años al estudio de las cuestiones éticas y escribió varios
libros, siendo el principal El respeto ante la vida (Ehrfurcht vor dem
Leben) (...)
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