miércoles, 22 de septiembre de 2021

Guerrilla urbana o algo así, de Maria Toca

  

Maria Toca CañedoLA COMMUNE  3/8/21  LAPAJARERAMAGAZINE.COM

Revisando artículos recientes, este podíamos haberlo escrito tal que ayer. A ver si de tanto repetir, algo cala.

Leyendo la prensa escrita o viendo televisión (da igual el canal porque pasan de albero, amarillo limón, a amarillo ocre) una pensaría que revivíamos el Mayo del 68 o peor aún,  la Comuna ensangrentando las calles del barrio de Gracia o de Sol en Madrid. Tropelías  y chusma desbaratando el orden urbano y social, por doquier.

Voces encrespadas anatemizando los desórdenes revolucionarios y canallescos. Voces de la derecha y también de esa izquierdita civilizadita y monserguera que debió estudiar la Revolución francesa un día de resaca porque de no ser así, no se entiende la escandalera.

¡Oh! que en La Pajarera Magazine apoyamos la violencia callejera. Pues mire usted, apoyar no la apoyamos más que nada porque andamos un poco artríticas para levantar barricadas y mover contenedores, pero oiga, la entendemos. Entendemos la rabia de una gente joven que ha tomado como disculpa y resorte la detención de un rapero para tirarse un poquito al monte.

Sí, ya oigo voces que me apuntan que el rapero en cuestión es un tanto antipático. Voces un tanto aburridas y cobardes que parecen decirnos que solo podemos apoyar la lucha por la libertad de los guapos, simpáticos y perfectillos. Sin darse cuenta que nos parecerán mejor o peor las letras del rap que el señor Hasel interpreta pero no es para encarcelarle. Se me dice que es un acumulo de condenas de enaltecimiento del terrorismo, de ¡ insultos a la corona! y tal. Pues mire usted, ese es el problema. Nos cansamos de repetir que tirar bombas es delito, decir que las podemos tirar, o que tenemos ganas de tirarlas no debe serlo. Lo de la corona lo obvio porque si son ustedes lectoras asiduas ya conocen nuestro pensamiento con respecto a la Borbonada que nos aqueja.

Insisto, porque este país que convalece de silencios dictatoriales no se acostumbra. No, y mil veces no debiera ser delito hacer letras obscenas o violentas. De eso las mujeres sabemos un porrón. Si contáramos las veces que nos han querido violar, vejar, humillar, esclavizar los raperos no pararíamos en un año. ¿Decimos algo? no. Y si se nos ocurre quejarnos por las letras machistas y violentas, un coro de señoros (encabezados por ya saben quiénes…) nos dicen que: “caca, chica, no censures a los chicos porque es arte y el arte es libre”.

Si observamos bien, los mismos o similares que condenan las letras de Hasel son los que nos mandan al rincón de pensar a nosotras, las feministas, cuando nos quejamos que en cine, la violación, por ejemplo, sea moneda común y práctica sexual satisfactoria para hembras enceladas que sorben amor y pasión por el picha brava de turno. Libertad de expresión para decir que Lolita es intocable (como lo es, no se me confundan) que las películas de Wody Allen son genialidades (que lo son, no se me confundan) a pesar de lo que conlleva la historia. Pues lo mismo con el rapero Hasel, chiquis, que queda feo hacer distingos.

Es la libertad de expresión y es el sentido común (la falta de)  lo que engendra la rabia. Hace unas semanas en un chat de militares en activo (que pagamos el pueblo soberano) nos querían fusilar  a 26 millones: chitón. No se ha movido ni una mosca. Una panda de oligofrénicos huidos del frenopático durante el fin de semana se reúnen en agasajo a la División Azul, en una batalla que libraron junto a los nazis. La sinsorga de esa niña mezcla de choni/pija, la tal  Isabelita culpa a los judíos de todos los males (ya hay que ser antigua, nena, no te enteras que ahora los judíos son los buenos) gritan y hacen saludos fascistas que en cualquier país europeo conllevaría cárcel, y no hay ni un solo policía que vigile esa manifestación, al menos pidiera documentación a los descerebrados. No digo que cargaran contra ellos, porque la Delegación del Gobierno de Madrid había autorizado la pamplina. Que ya son ganas de meter la gamba por cierto.

Por no hablar de la garganta profunda del tito Bárcenas y  la escupidera que mana de su boca. O del máster de Cristinita, con su sentencia molona. Chitón. Ni un titular. No hay voces, solo artículos anecdóticos. Será porque es la norma en nuestro país: la corrupción, el fascismo gritón. Lo de las revoluciones, ya si eso lo dejamos para los franceses y gente de mal vivir.

Como se les ve la oreja. A la prensa y a la tele, digo. Se les ve la orejita saltona condenando a puro anatema unos revolcones de contenedores y alguna fogata (lo del adoquín de Ayuso, es hasta tiernito, no me lo nieguen, ahí está ella con el pedrolo en plena Asamblea cual Agustina de Aragón )

¿Cuántas proclamas voceadas y escritas han propiciado los altercados de apoyo a Hasel y cuanto le dedicaron a la inmatriculación eclesiástica? Que ya les digo yo a ustedes, no dejen entrar al clero en una casa…porque la inmatriculan sin darnos cuenta y nos vamos al carajo de ya. Creo que debiéramos darles el Guiness de la ocupación española. Los grandes okupas: los señores obispos.

Pero, amigas, el problema son las manis, el adoquín de Ayuso y las proclamas contra la prensa que hizo Iglesias en el Parlamento. ¡Ah! y Echenique al paredón que los apoya.

No sabría decirles si estamos entrando en  taradura mental o que los poderosos andan en plena histeria, que ya les digo yo que se tranquilicen porque lo de Sol y Gracia es juego de niños. Niños raperos, pero niños.

Una se sonríe leyendo y escuchando a los/as oráculos (ay Elisa Benihijamia ¡pa lo que hemos quedao!) defendiendo el orden y arengando  a televidentes de que con desórdenes no se hacen las revoluciones. Dígaselo usted a las Panteras Negras, a los movimientos de liberación, o como decía al principio, a los enfurecidos del Mayo del 68…Que los cambios se han producido con algaradas, queridas mías. Y no olvidemos que el ojo perdido lo puso la manifestante, los palos y las agresiones las ponen los esbirros bien entrenados de los anti disturbios. Que parece olvidado lo de Linares…chatis.

No se me escandalicen tanto, reinas, que poco pasa para lo que llevamos aguantado. El acumulo es de tal calibre que poco falta para que las veteranas/os  nos chutemos antiinflamatorios y salgamos a correr a gorrazos a la caterva canalla que nos inunda.

Poco nos pasa, ya les digo, porque la calle también hay que hacerla del pueblo.

María Toca Cañedo©

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