miércoles, 22 de septiembre de 2021

No es el fútbol, de Beatriz Gimeno.

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Maria Toca CañedoLA COMMUNE   22/07/2021  Beatriz Gimeno.

No es el fútbol vía @LaPajareraMgznEncarnar la masculinidad de una forma violenta, bruta sigue siendo un paradigma que no ha cambiado. Artículo de Beatriz Gimeno.
No es el fútbol

Un equipo de fútbol pierde un partido importante y cientos de mujeres, quizá miles, se echan a temblar en la soledad de sus casas. Un equipo de fútbol pierde y miles de mujeres son apaleadas. Algunos hombres se enfadan cuando su equipo de fútbol pierde y sienten la necesidad de romper cosas, mujeres incluidas. Las autoridades sacan a la Policía cuando ven que se están pasando con el mobiliario urbano, pero lo de las mujeres es otra cosa. La Policía y quienes la dirigen no se muestran tan preocupados por las mujeres como por las cosas. Otras mujeres ponen anuncios ofreciendo sus casas como refugio. Esto no es El cuento de la criada, es la realidad que saltó a los medios durante el partido de la final de la Eurocopa que jugaron Italia e Inglaterra. En el Reino Unido ni siquiera hay una estadística que cuente los asesinatos machistas. No sabemos, no saben, cuántas son las asesinadas cada año, cada mes. Cuántas las que son apaleadas porque ha perdido su equipo y los hombres se han enfadado. No nos engañemos pensando que eso ocurre allí porque ocurre en todas partes. Como todo lo que se refiere al machismo todo es posible y lo que ocurre en un lugar ocurre en otros, sólo hay que hacerlo visible.

Hace unos días, después de la final de la Eurocopa, nos enteramos de que había una campaña en redes sociales para que la gente ofreciese su casa a mujeres desconocidas ante el, por lo visto, habitual aumento de la violencia machista tras los partidos de fútbol. Mientras muchas personas veíamos el partido con emoción, con amigas y amigos y en un ambiente festivo, muchas mujeres lo veían con pánico y deseando que el equipo de sus maridos y compañeros no resultara perdedor. Las bestias apalean a “sus” mujeres igual que rompen el mobiliario urbano, porque ellas también son cosas y están cerca. Y porque expresan no se sabe qué perverso sentido de la masculinidad rompiendo cosas y apaleando a mujeres.

(...) Un informe de la Universidad de Lancaster que analiza la violencia machista durante los partidos recoge que si Inglaterra gana o empata a ellas las apalean un 26% más y si pierde, un 38%. Así pues, si ganan las pegan y si pierden también. No es el futbol, no es el alcohol, son los machistas y es también un sistema cómplice de la violencia y que no hace nada por terminar con ella. Son los políticos que ponen el dedo donde no es, son todos esos investigadores que sacan conclusiones equivocadas porque no buscan donde hay que buscar, es todo el sistema que no encuentra que este estado de cosas es insoportable y es una sociedad que parece que, en su mayor parte, ha naturalizado esta violencia y que se ha acostumbrado a convivir con ella. No es el fútbol, ni es el alcohol, ni son unos cuantos descerebrados. Es el sistema en su conjunto que, lejos de combatir  una determinada manera de encarnar la masculinidad la promociona de múltiples maneras. No hace falta ir a Inglaterra tampoco, están aquí. 

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