Marisa Peña y Óscar Sánchez han compartido un enlace.
"Del mismo modo que un padre no puede establecer un calendario de
vacunación a la carta para su hijo, no debería poder decidir qué clases,
talleres o cursos debe recibir su hijo en función de su único y
exclusivo criterio. Primero, porque por ley no se puede. Y, segundo,
porque al hacerlo sería un irresponsable.(...)"
huffingtonpost.es El 'pin Neanderthal' De eso se trata: de volver al tiempo de las cavernas, cuando el macho decía a la manada qué hacer, qué pensar, a quién venerar.
Que Vox es un peligro para la Democracia, la Constitución y la convivencia, ya se ha dicho en estas mismas páginas. Que lleva en sus entrañas pulsiones totalitarias, no. Escrito queda.
Ojalá no fuera así, pero cada semana que pasa la formación ultraderechista añade heces al abono del miedo. Se habla y escribe mucho en los últimos días sobre la “polémica por el pin parental”, una frase que contiene varios errores. Primero, no es una polémica, sino una aberración. Y, segundo, no se trata de pin, sino censura, supervisión, imposición parental. Se ajustaría mucho más a la realidad si en vez de ‘pin parental’ hablásemos de ‘pin Neanderthal’. De eso se trata: de volver al tiempo de las cavernas, cuando el macho decía a la manada qué hacer, qué pensar, a quién venerar.
El partido ultraderechista adoba su propuesta con toda suerte de frases bellas, hiperbólicas y hasta cierto punto retorcidas: sólo así se puede engañar al receptor del mensaje. Una estrategia bien conocida por los autores de las alambicadas preguntas que se plantean de forma habitual en los referéndums: se necesita un doctorado para entenderlas. Sostiene el partido de Abascal que con ese pin Neanderthal se quiere dotar a los padres del poder para determinar qué estudian sus hijos, sobre qué deben informarse o no. Qué deben desconocer y qué conocer. Los padres como dioses todopoderosos que deciden hasta el último detalle del temario de la educación de sus hijos.
Lo defienden los mismos que, en un
sorprendente ejercicio de contorsionismo, se rasgan las vestiduras a la
hora de lamentar la paulatina pérdida de relevancia de la educación en
general y del profesorado en particular; son aquellos que resoplan con
nostalgia al recordar la autoridad “del maestro”, esa que se debería
recuperar con fórmulas tan estrambóticas como colocar tarimas en el
estrado. Si eso es defender al ‘maestro’, que venga su dios y lo vea (...)
+ Marisa Peña ·
Ojalá no fuera así, pero cada semana que pasa la formación ultraderechista añade heces al abono del miedo. Se habla y escribe mucho en los últimos días sobre la “polémica por el pin parental”, una frase que contiene varios errores. Primero, no es una polémica, sino una aberración. Y, segundo, no se trata de pin, sino censura, supervisión, imposición parental. Se ajustaría mucho más a la realidad si en vez de ‘pin parental’ hablásemos de ‘pin Neanderthal’. De eso se trata: de volver al tiempo de las cavernas, cuando el macho decía a la manada qué hacer, qué pensar, a quién venerar.
El partido ultraderechista adoba su propuesta con toda suerte de frases bellas, hiperbólicas y hasta cierto punto retorcidas: sólo así se puede engañar al receptor del mensaje. Una estrategia bien conocida por los autores de las alambicadas preguntas que se plantean de forma habitual en los referéndums: se necesita un doctorado para entenderlas. Sostiene el partido de Abascal que con ese pin Neanderthal se quiere dotar a los padres del poder para determinar qué estudian sus hijos, sobre qué deben informarse o no. Qué deben desconocer y qué conocer. Los padres como dioses todopoderosos que deciden hasta el último detalle del temario de la educación de sus hijos.
+ Marisa Peña ·
A volar... Porque no hay mejores alas que las que da una educación libre de prejuicios y de inquisidores.
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