Lucio Martinez Pereda · temas.publico.es Flor Baena 66 años 23 dic. 2019
Nunca pude imaginar que se pudiera sufrir tanto en la vida. Nunca.
Durante muchos años, lloraba todas las noches para poder estar serena
durante el día y que los demás no se derrumbaran. Mi hermano Xosé Humberto Baena
fue fusilado por el franquismo el 27 de septiembre de 1975. Ahora, me
piden que escriba cómo era nuestra vida antes y después de su muerte. Y
creo conveniente comenzar por la historia de mis padres.
Mi padre era el cuarto de seis hermanos, de una familia de derechas, en la que había varios militares. Eran de la clase alta de Vigo y se codeaban con lo mejorcito. Él era un chico guapo y le llamaban “el alemán” por su pelo rubio. Fue a la guerra de África y allí fue secretario personal de Millán Astray. En Vigo conoció a mi madre, Estrella. Ella era la mayor también de seis hermanos, pero de una familia completamente opuesta a la de papá. Eran de izquierdas. Ella, de hecho, estuvo huida durante la Guerra Civil y no podía ir a dormir a su casa porque los falangistas aparecían buscándola muchas veces.
A pesar de la oposición de mi abuelo paterno, se casaron y tuvieron tres hijos: Fernando, Humberto y yo. Mi hermano mayor, sin embargo, fue criado con mis tías, con todos los privilegios de su clase; mientras que Humberto, al que a partir de ahora llamaré Pite, y yo lo hicimos con mis padres, mucho más limitados económicamente, pero muy felices (…)
Mi padre era el cuarto de seis hermanos, de una familia de derechas, en la que había varios militares. Eran de la clase alta de Vigo y se codeaban con lo mejorcito. Él era un chico guapo y le llamaban “el alemán” por su pelo rubio. Fue a la guerra de África y allí fue secretario personal de Millán Astray. En Vigo conoció a mi madre, Estrella. Ella era la mayor también de seis hermanos, pero de una familia completamente opuesta a la de papá. Eran de izquierdas. Ella, de hecho, estuvo huida durante la Guerra Civil y no podía ir a dormir a su casa porque los falangistas aparecían buscándola muchas veces.
A pesar de la oposición de mi abuelo paterno, se casaron y tuvieron tres hijos: Fernando, Humberto y yo. Mi hermano mayor, sin embargo, fue criado con mis tías, con todos los privilegios de su clase; mientras que Humberto, al que a partir de ahora llamaré Pite, y yo lo hicimos con mis padres, mucho más limitados económicamente, pero muy felices (…)
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