ctxt 4/06/2024
La huella de carbono del 1% de los emisores superiores es de 53 toneladas de CO2e, mientras que el 40% de la población española emite por debajo de las 5,4 toneladas
El humo de las chimeneas de varias fábricas. / PIXABAYEn CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Un aspecto fundamental del cambio climático es que guarda relación con otros problemas, como la desigualdad económica. El concepto de desigualdad en carbono se refiere, principalmente, a la desigual responsabilidad de los individuos en la generación de emisiones de gases de efecto invernadero. Un reciente estudio realizado por Stefan Drews y Théo Konc se centra en esta distribución desigual de las emisiones de carbono individuales en España, analizando el modo en el que varían dependiendo de la renta y la edad.
Según los datos de la World Inequality Database para España (WID, 2022), observamos que el promedio de la huella de carbono correspondiente al último año disponible (2020) es de unas siete toneladas de dióxido de carbono equivalentes (CO2e). Esta huella individual incluye tanto las emisiones procedentes del consumo de bienes como las derivadas de inversiones, que atribuyen las emisiones de una empresa a sus propietarios. Si solo tomáramos en consideración el consumo de bienes, la huella media rondaría las cinco toneladas de CO2e.
Cuadro
Seguidamente nos centraremos en los extremos de la distribución de la huella de carbono. El 10% y el 50% de los emisores inferiores presentan una huella de carbono que ronda entre las dos y las cuatro toneladas de CO2e, respectivamente. En cambio, el 10% de los emisores superiores presentan un valor de unas 18 toneladas de CO2e, mientras que la huella de carbono del 1% de los emisores superiores es de 53 toneladas de CO2e. Ello indica una distribución asimétrica de las huellas de carbono individuales en la sociedad. Si tenemos en cuenta el total de emisores individuales, observaremos que el 10% de los principales emisores de carbono son responsables de más del 25% de todas las emisiones.
Uno de los supuestos clave en el que se basan las estimaciones de la WID es que las emisiones aumentan conforme aumentan la renta y la riqueza. Así, por ejemplo, un estudio señala que las huellas de carbono de los millonarios rebasan las 100 toneladas de CO2e (Otto et al., 2020). La razón puede ser obvia: la capacidad económica de estas personas se relaciona con estilos de vida caracterizados por una elevada movilidad, como un gran número de vuelos de larga distancia, el uso y propiedad de una o varias residencias de dimensiones superiores a la media, etc.
Consideremos estas cifras desde una perspectiva un poco más amplia. Si España desea cumplir con sus objetivos de reducción de emisiones para el año 2030 (una disminución del 29% de las emisiones con respecto al 2019), la huella media tendrá que ser de 5,4 toneladas de CO2e. En torno al 40% de la población española ya emite por debajo de este objetivo. En cambio, para que el 1% de los principales emisores consiguieran alcanzar este objetivo en los próximos años, deberían efectuar una reducción muy significativa –el 92%– de su huella de carbono.
Tal y como se ha señalado anteriormente, la desigualdad en carbono guarda una estrecha relación con la renta y la riqueza. Conforme las personas envejecen, su renta y su riqueza tienden a aumentar. La renta de las personas mayores de 65 años rebasa los ingresos medios de los españoles en aproximadamente el 20% (INE, 2021). ¿Qué ocurre con las diferencias en huella de carbono? Se estima que el promedio de la huella de carbono de los españoles menores de 30 años es de 6,1 toneladas de CO2e, mientras que en el caso de los mayores de 60 años es de 6,5 toneladas. En otras palabras, las personas mayores tienen unas huellas ligeramente superiores, aunque las diferencias son considerablemente menos pronunciadas si se comparan con las diferencias basadas en la riqueza y la renta. En España, en comparación con otros países ricos, las diferencias en huella de carbono según la edad se sitúan entre las más bajas.
En conclusión, las huellas de carbono del 1% de los principales emisores son hasta siete veces superiores a la huella de la persona media. En cambio, aunque las personas mayores tienden a presentar huellas más altas que los jóvenes, las diferencias son pequeñas. Las diferencias en términos de renta y de riqueza son las principales responsables de las diferencias en huella de carbono.
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