Gerardo Tecé 20/05/2024
Partidos como el PP y medios de comunicación han hecho un gran trabajo de abandono de la moral para llegar a esta distopía de flexiones y bulos
Los alumnos de Llados realizan burpees al estilo de su mentor en el Casino de Aranjuez. / Youtube
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Los ricos siempre han tirado del motor económico de la indigencia. Eran indigentes, gentes sin nada, quienes se subían a barcos en busca de valiosas especias y materias primas. Espíritu aventurero, lo llamaban desde tierra firme los dueños de la expedición, siempre generosos en cuanto al salario emocional. Eran indigentes los que iban a las guerras de su rey y gente sin nada que echarse a la boca quienes trabajaban de sol a sol a cambio de alimento. Hoy, en Occidente, la indigencia más codiciada por los ricos sin escrúpulos es la indigencia mental, pero el sistema de explotación es el mismo. Dame tu dinero y te enseñaré a ser fucking millonario como yo, bro. Vótame y prometo cerrar el ambulatorio de tu barrio, un gasto innecesario en impuestos. El día que enfermes siempre podrás pagar el seguro de salud privado de mis amigos. Y los indigentes mentales le dan su dinero al rico. Los indigentes mentales votan a quien los desahucia. Y con ese dinero y esos votos los ricos sin escrúpulos invierten en más indigencia comprando medios de comunicación que le aseguran a la población que la indigencia mental es, en realidad, progreso. Una bonita revolución encabezada por millonarios dispuestos a serlo aún más.
Este fin de semana Madrid ha sido la capital mundial de la indigencia. El musculado millonario protagonista de una peli distópica de serie B, Amadeo Llados, reunió en el Casino de Aranjuez a 200 hombres que, previo pago de 1.000 euros, tuvieron la oportunidad de que su mesías los pusiese a hacer flexiones y les diese claves personales del tipo “si quieres ser millonario deja de actuar como un pobre”. Mientras los 200 millonarios comprobaban, pasado el fin de semana, que en su cuenta bancaria ahora hay 1.000 euros menos, la diplomacia europea continúa de resaca tras la visita del argentino Milei a Madrid. El mesías de los ricos sin abdominales –con la excepción de Aznar– reunió en la capital del Reino a una decena de grandes empresarios españoles, todos hombres, ante los que declaró que la justicia social es una aberración. Desde el escalón social más bajo, miles de indigentes aplaudieron. Horas después, el Llados argentino se reunió con los líderes de la indigencia mundial como Abascal, Le Pen o la jefa de propaganda de Donald Trump. En un acto repleto de datos económicos falsos, bulos y gritos de fucking libertad proferidos por franquistas de aquí y de allá, el argentino famoso por la motosierra que ha de acabar con el gasto público se declaraba íntimo amigo del Abascal que lleva 25 años cobrando sueldos públicos. La indigencia mental aplaudía a rabiar.
El camino recorrido para que la indigencia mental se haya convertido en una opción política más no ha sido sencillo y el papel de la indigencia moral ha sido fundamental. Partidos como el PP y grandes medios de comunicación, presentes de corazón en el acto, pero no físicamente debido a su delicada política de recolección de simpatías que incluye a no indigentes, han hecho un gran trabajo de abandono de la moral para llegar a esta distopía de flexiones y bulos. El conflicto diplomático tras los insultos de Milei contra la esposa del presidente español es un gran ejemplo de esto. Mientras un mandatario extranjero lanza bulos y difamaciones sobre el representante del pueblo español, los colaboradores necesarios callan o se ponen del lado del ataque extranjero. Viva la indigencia, carajo.
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