Carlos del Castillo 28 de mayo de 2024
En los últimos tres años España se ha convertido en un enclave estratégico para las infraestructuras digitales. Ya antes de la llegada de ChatGPT el sector se preparaba una nueva ola de vertebración digital apoyada en territorios alternativos, entre los que destacaba la Península Ibérica por su idoneidad para ser un cruce de autopistas digitales entre Europa, África y América Latina. Pero la revolución de la inteligencia artificial desencadenada a finales de 2022 ha acelerado el proceso.
La IA necesita centros de datos más potentes y mejores conexiones con el usuario final. “España tiene dos ventajas competitivas”, resumía el ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá, en una reciente entrevista con elDiario.es sobre el éxito de España al atraer este tipo de inversiones. “Tenemos las mejores redes de fibra de Europa. Tenemos, además, una ubicación geográfica con cables submarinos con América, con África, que nos permite ser un centro de conectividad. La segunda fortaleza es que estos centros de proceso de datos consumen mucha energía”, detallaba: “Ahí nosotros tenemos una ventaja competitiva enorme en la posibilidad de producir energía renovable abundante”.
Para las empresas es más sencillo contar que sus centros de datos funcionan con “energía 100% renovable” en España que en otros lugares. Amazon, por ejemplo, declara que tiene 37 parques solares y eólicos ya en marcha o en construcción repartidos por todo el territorio que volcarán a la red eléctrica el equivalente al consumo de sus centros de datos. Aunque indirecto y con asterisco, es una especie de lo comido por lo servido.
Pero no solo de electricidad viven los centros de datos. También necesitan agua para que los servidores trabajen a su temperatura óptima, ya que su refrigeración es un aspecto clave. Un recurso que la emergencia climática pone en jaque en España con una sequía persistente que no solucionaron las lluvias de marzo, pero que está coincidiendo con los anuncios de todas estas inversiones.
En el propio Aragón donde Amazon hace su gran desembarco europeo la situación es grave, con 146.000 hectáreas que no se podrán cultivar y otras 175.000 con daños importantes por la falta de agua. En algunos municipios de Teruel tienen restricciones y reciben agua en cisternas. Regiones con estrés hídrico que ahora tendrán que compartir el agua con los centros de datos.
Las grandes tecnológicas ocultan su consumo
elDiario.es se ha puesto en contacto con Google, Microsoft y Amazon para conocer las cifras de consumo de agua exactas que tendrán sus centros de datos en España. Ninguna las ha suministrado.
En este sector de los centros de datos a estas empresas se las denomina hiperescalares. Significa que operan infraestructuras masivas y altamente escalables, permitiendo ofrecer todo tipo de servicios en la nube a través de instalaciones distribuidas por todo el mundo. Todo lo que ocurre en su interior lo controlan los gigantes digitales que los levantan.
En España los hiperescalares aún son minoría, ya que sus centros de datos aún están en construcción. Su silencio inquieta a organizaciones activistas. “Lo que está claro es que hay mucha opacidad y que las investigaciones que se han realizado en otros países han demostrado que consumen muchísima agua”, denuncia Aurora Gómez Delgado, de Tu Nube Seca Mi Río. “En lugares como Países Bajos los agricultores se levantaron porque les empezaron a dejar sin agua”, recuerda.
Pedimos una moratoria porque la información de cómo impactan los centros de datos es muy compleja y los datos que están dando sobre la devolución de agua no encajan
“Estamos viendo que las autoridades locales están permitiendo este tipo de agresiones tan relacionadas con el agua, como los macrocentros de datos y las macrogranjas de Aragón. Pedimos una moratoria porque la información de cómo impactan los centros de datos es muy compleja y los datos que están dando sobre la devolución de agua no encajan”, asevera la activista (...)
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