martes, 17 de septiembre de 2019

“Los periodistas en México hemos aprendido a callarnos, uno sirve más vivo que muerto”

Paquita Caminante ·    ctxt.es    22 de Mayo de 2018   Gorka Castillo

Carlos Juárez (Tampico, 1985) se esfuerza por plantarle cara al viento en un momento especialmente difícil para el ejercicio del periodismo en México. Acaba de conocerse el asesinato del cuarto periodista en lo que va de año. Un goteo infernal que no admite héroes en sus filas. Juárez no lo es en absoluto y habla consternado. Desde el extranjero y lejos de su familia. Huyó de su país en marzo para no comprometer su vida y recaló en España gracias a un programa de acogida temporal de periodista de la organización catalana Taula per Mèxic en el que también participa el Ayuntamiento de Barcelona. El motivo de su exilio es tan simple como desgarrador: escribir con nombres y apellidos sobre las sombras de la guerra contra el narcotráfico desatada en el noreste de México. Es coautor del libro Romper el silencio, 22 gritos contra la censura y de un sinfín de reportajes de investigación que ha publicado en Animal Político, Pie de Página, El Universal, El Mañana de Reynosa y Revista Marvin. Hoy tiene un deseo inmediato: “Ser un buen cronista de mi país”.
¿Qué protagonismo tienen las fuerzas de seguridad en la situación de violencia que vive México?
El ejemplo que describe la vinculación entre narcoviolencia y fuerzas de seguridad está en el Estado de Tamaulipas, donde la desaparición de personas comenzó con el nacimiento de Los Zetas. Se trata de un grupo que surgió como el brazo armado del cartel del Golfo formado por militares desertores que habían sido entrenados por el ejército para combatir en conflictos como la revolución zapatista. En Tamaulipas implementaron una estrategia de terror muy similar a la que los dictadores utilizan para atemorizar a la gente. Hay que conocer también el contexto que rodea a esta región fronteriza con EEUU. Tamaulipas es un estado fallido pero tiene riqueza. Los desplazados de Michoacán, Guerrero o Chiapas se van al norte a trabajar, pero los de acá huyen con plata y ponen empresas (...)
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OTRA COSA:   El cerebro es algo increible. Ójalá todo el mundo tuviera uno.


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