Paquita Caminante · ctxt.es 26 Diciembre 2018 Alberto Rodríguez
El conflicto en el país de Oriente Próximo se sustenta en mentiras: las
grandes potencias defienden sus intereses políticos y económicos. El
pueblo es lo de menos…
En Siria no hubo en 2011 ninguna revolución. La guerra de Siria es el
resultado de un conflicto entre dos sistemas; el secularismo socialista
del Partido Baaz frente al islamismo liberal en lo económico de los
Hermanos Musulmanes. Se trata de un enfrentamiento que lleva desangrando
Siria desde los años sesenta, cuando los baazistas tomaron el poder por
primera vez, y que en 2012 se recrudeció cuando islamistas de todo el
mundo acudieron a la llamada de la yihad hasta provocar el conflicto
que, entre disputas de poder y fuego cruzado, ha convertido a Siria en
un puzzle de cientos de milicias, organizaciones e intereses que se
sostienen sobre la muerte.
Desde el principio, la guerra se sustentó en mentiras. Estados Unidos
busca mantener la hegemonía de sus aliados en la región para que sus
empresas sigan operando en el mercado de los recursos. Junto a Estados
Unidos, Francia, Qatar y Arabia Saudí necesitaban encuadrar la opinión
pública a su favor para que ésta respaldase una intervención directa
dentro de Siria dando apoyo logístico, militar y financiero a los
rebeldes. En ningún momento se planteó qué porcentaje de población local estaba a favor de su gobierno y qué porcentaje de población estaba a favor de derrocarlo porque, sencillamente, no importaba (...)
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