Aristóteles Moreno 22 de marzo de 2024
“La Guerra Civil española es uno de los acontecimientos más importantes y trágicos del siglo pasado”, asegura el historiador japonés con un verbo pausado y calmo, que casi se pierde entre el fragor cofrade que envuelve el barrio de San Pedro. Watanabe pisó España por primera vez en 1987. Y se encontró con un país “muy rico cultural y espiritualmente”. Tanto que al año siguiente se estableció en Sevilla, y después en Málaga, hasta 1995.
Un año antes, en 1994, el hispanista apareció en Castro del Río una noche lluviosa. Un grupo de especialistas se habían dado cita en el pueblo cordobés para examinar el papel de los movimientos sociales y jornaleros en los prolegómenos de la Guerra Civil. Todavía no había emergido el fenómeno memorialista, pero aún quedaban vivos muchos testigos directos del golpe militar franquista y la atroz represión subsiguiente. Masaya Watanabe pudo conversar con ellos, según recuerda el profesor Antonio Barragán, amigo y prologuista de la obra del hispanista nipón.
Castro del Río no era un pueblo cualquiera. Junto con Bujalance había sido el epicentro de la explosión campesina libertaria que se expandió por el campo andaluz en las primeras décadas del siglo XX como fuerza emancipadora de una España empobrecida, analfabeta y sometida al yugo latifundista del sur. En estas tierras emergió lo que Watanabe describe como el “anarquismo puro”, que transitó paulatinamente hacia el anarcosindicalismo y las demandas laborales concretas. “La FAI adoptó una estrategia para frenar el posibilismo sindicalista y tuvo una actitud beligerante en Castro del Río”, precisó Watanabe en su conferencia. En los primeros días del golpe militar, más de diez municipios de Córdoba, liderados por militantes ácratas, pusieron en marcha un inaudito proyecto de comunismo libertario, que apenas resistió unas cuantas semanas.
El anarquismo ha sido uno de los grandes enigmas de la historia contemporánea española, a ojos de Watanabe. “Es un fenómeno peculiar de España”, afirma en conversación con Cordópolis. Su pasión por Díaz del Moral lo empujó al estudio de las revueltas campesinas de principios de siglo. Pero su fascinación por el movimiento libertario tuvo un impulso decisivo tras un encuentro personal con Abel Paz, historiador autodidacta, militante anarcosindicalista y biógrafo del mítico combatiente Buenaventura Durruti. “Me impresionaron sus obras”, reconoce.
(...) El investigador japonés intenta responder a una de las interrogantes planteadas por la historiografía: ¿cómo es posible que emergiera con tanta fuerza en España y Andalucía el anarquismo cuando en Europa ya estaba en declive? “Las masas se encontraban forzadamente fuera del juego político en una de las tierras más sufridas”, explica Watanabe. “Y el anarquismo es la expresión más directa del sentimiento de los campesinos”, por encima de otros movimientos sociales contestatarios (...)
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