Este albañil de Tui escribe con dificultad, comete faltas de ortografía y evidencia que no pudo ir a la escuela, pero entiende quién es y a qué mundo pertenece. "Es la carta de un obrero que no sabe puntuar. Un hombre pobre que carga con seis hijos a los treinta y cuatro años. Un trabajador que se afilió a la CNT para que defendiese sus derechos laborales, aunque quizás no tendría mayor vinculación con el sindicato, ni sabría quién era Kropotkin ni otros grandes teóricos del anarquismo", explica el filólogo Xesús Alonso Montero.

Manuel era tan humilde que ni fotos tenía. Por eso, cuando Benito Prieto Coussent lo inmortalizó en la cárcel, se mostró tan agradecido que le dedicó unas líneas en el reverso de aquel rostro que fruncía el ceño circunspecto y miraba sin temor a la oscuridad: "Bendito seas, pintor, / que tal retrato has pintado / en los últimos momentos, / que a muerte me han condenado. / Tan bueno es su corazón / y es tanta su bondad, / no permitió que mataran / sin tal obra terminar".