martes, 23 de marzo de 2021

Slavoj Žižek: “Con la pandemia empecé a creer en la ética de la gente corriente”. Introd. por Fernando Broncano

 ELPAIS.COM

Fernando Broncano R    23/1/21    

Nunca me he sentido tan cerca de Zizek como en esta entrevista en la que se declara con fatiga crónica después de tantos meses: las olas de la pandemia, mirando de frente a las crisis que viene, apostando por una nueva solidaridad global. Un Zizek humanizado en su cansancio reconociendo las propias contradicciones. Ahora que la tercera ola cabalga sobre una indiferencia generalizada precisamente cuando se muestra más amenazadora, y sin embargo el cansancio general nos hace resignarnos a que mueran los viejos, e incluso los viejos nos estamos empezando a resignar a morir, Zizek nos recuerda las contradicciones: que en medio del egoísmo generalizado se han despertado enormes fuerzas de solidaridad y sacrificio, que China ha ganado la carrera de la economía anteponiendo la salud a la economía, que las redes sociales aún son redes de resistencia y por eso hay tanto interés en controlarlas. En fin, que el futuro se bifurca y el mundo tiene que tomar prontas decisiones:

Slavoj Žižek: “Con la pandemia empecé a creer en la ética de la gente corriente”


R. Woody Allen escribió en 1979: “La humanidad está en un cruce de caminos. Uno lleva a la desesperación y la desesperanza. El otro a la extinción total”. Hay que asumir la crisis, no seamos ingenuos. Con las vacunas la gente dice: “Por fin vemos la luz al final del túnel”. Claro que la vemos: de frente viene un tren.
P. Así que, ¿pesimista?
R. Esa es mi paradoja. Lo soy a corto plazo, es la única manera de ser feliz a veces, cuando de casualidad pasa algo bueno. Pero al mismo tiempo soy un optimista desesperado. Solo unidos podremos salvarnos. Si aún no lo hemos aprendido, simplemente necesitamos nuevas crisis para ser más organizados y solidarios. Solo espero que no sean muy brutales.
P. Si los muertos hubieran sido mayoritariamente jóvenes, ¿nos habríamos tomado esta más en serio?
R. Es tan triste. Sin decirlo, todos lo hemos aceptado: sacrifiquemos a los viejos. Practicamos la barbarie de la supervivencia. También me entristece que haya países, Yemen, Armenia, donde los conflictos relegan a la covid. Pensé, qué estúpido, que la pandemia los frenaría.
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