sábado, 17 de diciembre de 2022

Centenario del portentoso José Saramago, de Maria Toca

 17/11/22

Maria Toca CañedoLA COMMUNE

La integridad de un intelectual que surgió del pueblo y jamás perdió el idel de lucha. Centenario de un hombre que amó la literatura. Tan grande como honesto. Saramago.

Centenario del portentoso José Saramago https://www.lapajareramagazine.com/centenario-del... vía @LaPajareraMgzn


No, no es que se nos haya pasado el centenario de José Saramago, simplemente pensamos hacer un guiño. Verán. José nació un dieciséis de noviembre del año 1922, en la aldea portuguesa Azinhaga, cuando su padre fue a inscribirlo no se sabe porqué la fecha del nacimiento corrió hasta el dieciocho del mismo mes, por lo que decidimos sacar el humilde homenaje de este escrito a la mitad. El día diecisiete de noviembre de 2022.

No fue solo esa inconcreción la surgida en su nacimiento. El padre de José, tenía el mismo nombre, pero a la familia la apodaban  los Jaramagos. En los pueblos  se suele apellidar con  alias singulares y la familia Sousa, pertenecía al pueblo. Campesinos sin tierras en un país pobre, imperialista y dictatorial pero pobre. El agente que inscribió al niño debió querer hacer una gracia al progenitor e inscribió al pequeño José, con el apellido  Saramago…Sin saber que pasaría a la posteridad y ese nombre  se convertiría en sinónimo de alma grande, alta literatura y bonhomía singular.

José Saramago llegó tarde a la literatura. Él contaba que no escribió antes porque no tenía nada que decir, yo creo que lo que estaba haciendo era nutrirse de vida. Viviendo. Carecía de estudios superiores, pero no de hambre de conocimientos. Su familia, viendo que en el pueblo no había futuro, marchó a Lisboa donde el padre  se hace policía. Saramago tiene que trabajar desde muy joven para vivir, luego se casa, tiene una hija y  araña la vida para mantener a su familia. Pero el hambre de lecturas y de experiencias vitales estaba ahí, y también las bibliotecas públicas para que el hombre sencillo que era, nutriera su mente además de experimentar la vida del pueblo. Sin palios ni honores, José, aprendió de la vida y de la literatura pisando el suelo. Viviendo, ya les digo.

Sus primeros libros no tuvieron apenas resonancia, cuando al fin se decidió a publicar. Portugal, seguía encadenado a una dictadura ancestral que sometía a pueblos africanos mientras en la metrópoli faltaba todo. José toma conciencia social, aprende que a los nadie se les arrebata todo, menos el miedo y que el miedo encadena más que el hierro. Sublima el amor a la libertad, dándose cuenta que al ser humano cuando tiene hambre no le sirven ni los libros ni la libertad, porque ha perdido la dignidad y se somete a quien extienda una mano con un mendrugo. La conciencia social, que debió de tener siempre, le crece y la injusticia le subleva tanto que se da cuenta que ahora sí tiene cosas que decir.

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