sábado, 3 de diciembre de 2022

Las cerámicas no son solamente las arcillas y probablemente fueron la cuna de la humanidad, de Fernando Broncano

 3/8/22

Pocas veces se han relacionado las grandes transiciones culturales y civilizatorias con los cambios en la cultura material, en los alimentos por supuesto, pero sobre todo en los materiales usados por las sociedades. Ciertamente se describe la historia antigua por la edad de piedra, calcolítico o edad del cobre, edad del bronce y edad del hierro, pero la historia cultural, económica y social de los materiales con los que se construye el hábitat humano es mucho más compleja e interesante. En la ciencia de materiales se suelen distinguir cuatro grandes tipos: cerámicas, metales, polímeros y (perdón por el barbarismo) composites.

Las cerámicas no son solamente las arcillas y probablemente fueron la cuna de la humanidad. Alfarerías, adobes, cerámicas fruto de la transformación humana o cerámicas naturales producidas por las fuerzas telúricas. Sin barro no hubiese habido estados, ni agricultura, ni escritura. Pero a lo largo de la historia las cuatro categorías han formado siempre parte de la materia de la cultura dominando en sus efectos a gran escala alguna de ellas en distintos momentos. De los tiempos de los metales, desde la metalurgia a la siderurgia, conocemos más: el lujo, las armas y las herramientas (fundirán sus espadas y harán arados, dice la Biblia). La primera revolución industrial está asociada a la producción industrial de acero. Los composites como las argamasas romanas o el hormigón armado que ha construido las megápolis. Los polímeros, primero fibras naturales animales o humanas y a finales del XIX y XX los plásticos (los siete plásticos) que han creado la sociedad de consumo. Estamos abandonando la era de los metales para entrar de nuevo en una era de materiales casi todos artificiales: fibras de carbono, composites avanzados, nuevas cerámicas, plásticos reciclables,... Sumergirse en la historia de los materiales es una asignatura pendiente en la educación. Que recuerde, apenas Wiebe E. Bijker y su historia de la bakelita y las fibras incandescentes de las bombillas, y poco más. Ahora que entramos en una nueva era de la cerámica, recordemos la verdad del Génesis: nacimos del barro (seguramente el lugar donde evolucionaron los polímeros que dieron lugar a la vida, el ARN y ADN) y nuestros cuerpos se pusieron de pie construidos por los composites que son los huesos.

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