Paquita Caminante · eldiario.es Andreu Missé - 5/03/2020
Las
promesas políticas encaminadas a reducir las desigualdades y establecer
unas relaciones sociales más justas exigen una revolución en materia de
impuestos
El desafío inmediato más serio que afronta el Gobierno es
lograr los ingresos fiscales suficientes para financiar sus compromisos
sociales. Las promesas políticas encaminadas a reducir las
desigualdades y establecer unas relaciones sociales más justas exigen
una auténtica revolución fiscal. No es suficiente crear nuevos impuestos
o elevar algunos tipos fiscales. Hace falta una nueva cultura fiscal.
El Gobierno deberá hacer mucha pedagogía. Los ciudadanos deben percibir
las ventajas de pagar impuestos.
Vivimos en un país
muy atrasado fiscalmente. La recaudación por impuestos y cotizaciones
sociales representa casi la mitad del PIB en Francia (48,4%), y supera
el 40% en Dinamarca (45,9%); Suecia (44,4%) y Finlandia (42,4%), frente
al raquítico 35% en España.
Es evidente que carecemos del sistema fiscal adecuado
para sufragar los costes de los servicios públicos que legítimamente
exigen sus ciudadanos. Entre 2012 y 2017 el gasto social en España ha
disminuido desde el 25,7% del producto interior bruto (PIB) al 23,4%,
según Eurostat. En gasto social en España se sitúa 4,5 puntos por debajo
de la media europea, muy alejada de Francia, (34,1%); Dinamarca,
(32,2%) o Finlandia (30,6%). De ahí el aumento de la pobreza hasta el
26,1%, cuatro puntos por encima de la media europea (...)
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OTRA COSA: La salvación de los agricultores: pagarles el servicio medioambiental que prestan
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