domingo, 2 de agosto de 2020

Las maestras republicanas en el exilio: como una luz que se prende

Graciela Soto Suarez en Mujeres Inconformistas ·  Mujeres Inconformistas eldiario.es   Carmen de la Guardia Herrero   11 de julio de 2020
La “luz” para todas las maestras republicanas abocadas al exilio fueron los años, para ellas plenos, de la Segunda República española. Fueron momentos en donde estas mujeres vivieron un proceso valiente, por lo que suponía de rompedor con lo previo, de apropiación de su propio destino.
Luchadoras e independientes, las maestras republicanas, de las que tanto hablaremos en este libro, fueron aquellas mujeres que se comprometieron y movilizaron con las reformas republicanas que posibilitaban la obtención de derechos civiles y políticos. Pero además, al saber que para hacerlos efectivos no bastaba con legislar sino que se precisaba de otras reformas profundas, sobre todo educativas, su movilización fue todavía mayor.
Tenían la certeza, pues, de que acceder con plenitud a esos derechos civiles que posibilitaban el ejercicio, por primera vez en la historia de España, de la libertad individual de las mujeres, y también el del conjunto de la ciudadanía política con autonomía e independencia, implicaba cambios culturales y sociales radicales.
Las leyes, como el aprendizaje, requieren de la madurez que posibilita su comprensión. Y ellas como pedagogas y maestras lo sabían bien.
Las maestras republicanas, como la mayoría de mujeres modernas, se comprometieron y lucharon de forma radical, y a veces diferente a como lo hicieron sus compañeros varones, por la efectividad de las nuevas leyes. Para ellas el acceso a la ciudadanía civil supuso un cambio personal profundo.
Tener la libertad de decidir y de ejecutar esas decisiones que atravesaban lo privado, pero también lo profesional y lo político, fue una experiencia personal nueva y profunda para todas las mujeres.
Y desde esa visibilidad de las propias dificultades personales que implicaba ese transitar desde la minoría de edad hacia la autonomía personal, su compromiso con los otros fue absoluto.
Las maestras republicanas se involucraron en asociaciones, en sindicatos o partidos políticos, se movilizaron y llevaron la cultura a todos los rincones, y vivieron con una ilusión tremenda este cambio político y educativo revolucionario.



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