martes, 29 de junio de 2021

Los pueblos, víctimas de la geopolítica capitalista del Norte de África

 HOJASDEBATE.ES

     Miguel Medina Fernandez-AceytunoLA COMMUNE

Sea tanto en Ceuta y Melilla como en el Sáhara o Marruecos se ven afectados por la “geografía del capitalismo” en una región estratégica que expresa variadas contradicciones de poderes e intereses.

El interés en las riquezas minerales del Sáhara Occidental (unidas a las de sus caladeros de pesca) permitió explicar en gran medida por qué Franco retrasó todo lo posible la descolonización que demandaban las Naciones Unidas en los sesenta del siglo pasado. Se explican así las ambiciones de Rabat, aunque también desempeñan un papel esencial los sueños imperialistas de un estado que acababa de deshacerse del protectorado francés y que se veía a sí mismo como el justo heredero del Gran Marruecos, espacio que habían ocupado dinastías islámicas siglos atrás y que incluía porciones de Argelia y Malí y la totalidad de Mauritania, Ceuta, Melilla y el Sáhara Occidental.

Marruecos aprovechó la crisis política desatada en España por la agonía de Franco para apoderarse del Sáhara Occidental. En octubre de 1975 la Corte Internacional de La Haya falló a favor de la autodeterminación del Sáhara, lo que decidió a Hassan II a abandonar la vía diplomática por una estrategia de tensión creciente con España. Organizó una gran marcha de civiles, la Marcha Verde, para que efectuasen una invasión simbólica del territorio. España demostró una clara debilidad durante la crisis, y tras la penetración de la marcha firmó los Acuerdos de Madrid, por los que cedía el territorio de la hasta entonces su colonia.

A pesar de que España sigue siendo legalmente la potencia administradora, el Estado español continúa favoreciendo la ocupación marroquí. Desde entonces los sucesivos gobiernos españoles (sin importar su color político) siguen mirando hacia otro lado. Siguen cediendo a los chantajes del régimen marroquí y eludiendo su responsabilidad legal, política y ética para con el Sáhara Occidental. Y no solo lo hace con su silencio y su olvido histórico de la que una vez fuera su «provincia 53», sino que permite y colabora (directa e indirectamente) en la violación de los derechos humanos de la población de este territorio. Un amplio número de antiguos altos cargos públicos y de empresas españolas contribuyen y se benefician del expolio y de la explotación de los recursos naturales de esta región, en detrimento de la salud física y mental del pueblo saharaui, tal y como muestran múltiples evidencias. Los intereses comerciales, políticos y migratorios entre España y Marruecos son ciertamente numerosos, pero no hay que olvidar que estos intereses no solo se encuentran manchados de sangre, sino que violan de forma sistemática y reiterada la legalidad internacional.

Todavía hoy la población saharaui lucha por su independencia frente a una ocupación marroquí plagada de violaciones de los derechos humanos en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. En ese contexto, Mohamed VI aplica la metodología de la satrapía alauita lanzando a más de 8.000 personas a jugarse la vida en las costas ceutíes tras cruzar el espigón de la playa del Tarajal como consecuencia relacionada, según alguna fuente de la diplomacia marroquí, con la decisión de España de prestar atención médica al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali (...) 

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