jueves, 9 de diciembre de 2021

A escena ‘La lluvia amarilla’ (cuando nadie hablaba de la España Vacía). Hasta 12 diciembre

 Ana Esteban  7/12/21

José Ángel SatuéAMIG@S DEL SOBREPUERTO

‘La lluvia amarilla’. Sala Margarita Xirgu, Teatro EspañolHasta este domingo, 12 de diciembre. 

Está anocheciendo sobre las montañas en la imagen que cierra la novela La lluvia amarilla, de Julio Llamazares. Un grupo de personas ha subido hasta Ainielle, y en lo alto de Sobrepuerto se han detenido un momento a contemplar “las ruinas, la soledad inmensa y tenebrosa del paisaje”. Saben que nunca van a volver allí, porque en las calles y casas de ese pueblo que el tiempo derrumba ya no queda nada, no queda nadie. Y entonces una de esas personas, que al volver la página aparece en tu mente aterida y pálida, se santigua y murmura las últimas palabras del texto: “La noche queda para quien es”.

En cierta ocasión, Julio Llamazares me contó la historia que encierra esta misteriosa frase con la que termina su novela. Era 1987 y recorría con un fotógrafo los Ancares leoneses para escribir un reportaje sobre la vida de los escasos habitantes que permanecían en las aldeas de los montes casi sepultadas por un temporal de nieve. En Ruidelamas, una de estas aldeas, solo habitaba una mujer que habló con ellos apenas unos minutos, toda vestida de negro y un poco asustada, tras la puerta entreabierta, y con esa misteriosa sentencia les previno contra la llegada de la noche. “Cuando pronunció esas palabras, yo ya supe que cerraría con ellas la novela en la que estaba trabajando; creo que la escribí para llegar a esa frase, que es la mejor de todo el libro”, dice Llamazares.

Han pasado 34 años desde entonces y esa mujer, que se llama María, vive ahora con su hija y acaba de cumplir 101 años. Este verano, cuando la pandemia lo permitió, el escritor fue a visitarla emocionado para llevarle un ejemplar del libro que, como él mismo confiesa, supuso un antes y un después en su trayectoria. “Sentí que pagaba una deuda antigua y que aquel encuentro era mi homenaje a ella, la mujer que me regaló la frase sin la cual La lluvia amarilla no tendría un final.”

“Entonces no importaba la España Vacía, se vendía la modernidad” (...)

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OTRA COSA:    "Más allá de la periferia de la piel", de Federici. Introd. de Fernando Broncano

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