miércoles, 22 de diciembre de 2021

“La Sagrada Familia se construyó contra la Barcelona proletaria y revolucionaria”

 ARA en castellano  21/11/2021

El Museu Nacional d'Art de Catalunya acaba de inaugurar una gran exposición dedicada a Antoni Gaudí que tiene como curador al arquitecto e historiador Juan José Lahuerta (Barcelona, 1954), actual director de la Cátedra Gaudí.
Una entrevista de Esther Vera y Catalina Serra


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C.S.: Fue la Iglesia más ultramuntana la que impulsó la Sagrada Familia y él siempre estuvo rodeado de esta Iglesia más a la antigua y más ligada a los poderosos. ¿Cómo se podía decir la catedral de los pobres? ¿Qué relación tenía Gaudí con los pobres y con aquel movimiento obrero que surgía en Barcelona por parte de gente que se sublevaba por la explotación brutal que sufrían?

— Bueno, la relación era contraria. Es decir, la Sagrada Familia se construye en contra de todo esto. Empieza cuando, en los años setenta del siglo XIX, un grupo de personas se organizan como Asociación de Devotos de San José, y, en perfecta sintonía con lo que pasa en todo Europa, ven la situación general como una especie de fin del mundo. El Sacre Coeur de París, que es el gran modelo de la Sagrada Familia, se construye después de la Comuna. Con estos templos expiatorios lo que se redime es el pecado de la lucha de clases. Y se construyen en contra, evidentemente, de un pueblo organizado como pueblo revolucionario y proletario.

C.S.: ¿Todo esto lo tiene presente, Gaudí?

— Lo tiene claro desde el principio. Él entra en la Sagrada Familia en 1883, muy al principio, y, poco a poco, la Sagrada Familia se convirtió en el centro de toda su obra. De hecho, su obrador está en la Sagrada Familia y todo lo hace desde allí. Esto determina una especie de vasos comunicantes decisivos: toda su obra está identificada con el taller y con la Iglesia.

E.V.: Pero el templo tiene más apoyos.

— Sí, lo promueven los grupos ultramuntanos, pero después la Sagrada Familia es adoptada por la Iglesia catalana y, también, por una parte importante de la burguesía barcelonesa a través, por ejemplo, de los grandes líderes, por decirlo así, del Novecentismo. Eugeni d'Ors, en 1906, escribe una glosa en la que habla de Enllà, el libro de poemas de Joan Maragall, y dice que Catalunya es un pueblo que tiene que soportar a su espalda dos pesos muy grandes: uno es la poesía de Maragall, el otro es la Sagrada Familia. Y Folch i Torres, en un escrito de 1904-1905, dice que la Sagrada Familia se asemeja más a un templo griego que a una catedral gótica. Parece delirante, pero lo que intenta con esta comparación es integrar en su ideario esta pieza que no se puede ya sacar del paisaje físico y mental de la ciudad, en una política que, evidentemente, proviene de arriba y es la que enfrenta a la burguesía y a la Iglesia con el proletariado organizado. Entonces, desde el primer momento, en la Sagrada Familia hay señales de esta relación con una Barcelona que, como dice Maragall, tenía las calles amasadas de sangre. Es decir, es un edificio que incluso en la manera como crece, hiperornamentado, al mismo tiempo que se queman iglesias en la ciudad -en una especie de compensación de la iconoclastia revolucionaria-, está construida en todos sus detalles y aspectos contra la Barcelona proletaria y revolucionaria.

C.S.: Gaudí era también nacionalista, muy catalanista, y esto también es una base de su obra. Pero esta reivindicación de la Sagrada Familia se mantiene durante el franquismo. ¿Cómo puede ser que el mismo Gaudí catalanista sea tan reivindicado por un franquismo anticatalanista?

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