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GLORIA SANTIAGO Diputada de Unidas Podemos
en el Parlamento balear y Vicepresidenta primera de la cámara
"Somos los hijos de la calle/ bastardos de aquel siglo que ha pasado con los pies
por delante. Somos los socios del pecado/ vamos dando el sonido al perdedor/
y el grito al marginado". Así comienza Los Hijos de la Calle, un temazo de
Reincidentes en los 90.
Entre la maleza y el ruido de la extrema derecha, Vallecas rechaza a un Abascal
que los llama miserables. Días antes, unas señoras de Coslada salen a la calle
a decirle al nazi que haga el favor de bajar el bracito y levante la cabeza. Fantasía.
Por un lado chavales de ideología homófoba, totalitaria, racista y violenta,
reciben con el saludo romano a Pablo Iglesias cuando visitaba una asociación
vecinal. Por otro, los que reclaman un sueldo decente, le escriben a Abascal
que se vaya a trabajar. No es lo mismo. Ellos saben qué es pagar impuestos,
Abascal no ha pegado un palo al agua en su vida. Tampoco puede ser lo mismo
un discurso que invita a la división y al insulto, a un discurso que pretende
que todos y todas, sin distinción, podamos vivir bien.
La dignidad no está en una banda nazi callejera si no en los pisos de los barrios
obreros, con una madre y un padre cocinando una olla de cocido. Esperando
que el niño coja la bandera para defender la justicia social. A ver si no queda
en anécdota toda una vida trabajando para que no le falte el bocata en la merienda.
Entre tanto caos, aún hay gente honrada que se indigna porque alguien se ha
llevado la bandera sin meterle contenido. Porque si eres un currante no puedes
enseñar la bandera cuando te quedes en paro sin ERTE. De nada va a servir una
bandera cuando no te paguen las horas extras. No puedes ponerle a tu madre una
bandera en los riñones cuando venga rota de fregar suelos.
De poco sirve colgar la bandera en tu piso de 20 metros cuadrados si pagas
800 euros mensuales de alquiler. No puedes enviarle una bandera de España
a las eléctricas que te han dejado sin calefacción. Condenar la bandera a un
símbolo exento de contenido social es lo que ha llevado a los mayores corruptos
de este país a ondearla sin vergüenza en sus mítines. Las abuelas y abuelos que
se dejaron la piel luchando por la Democracia, entienden esto perfectamente.
Ellos que han levantado este país con el sudor de sus frentes, ellos que han sido
hijos de la calle tienen mucho que decir al niñato de la banderita. Hay que añadir
al merchandising patriótico una apuesta política constitucional que reparta
beneficios y garantice riqueza para todos. Niño, hay que echarle sustancia al puchero.
La visita de Vox fue una provocación. ¿Qué pinta allí esa gente que nunca ha
querido saber nada del pobre? (...)
+ USERA Curra Diaz de Montenegro
Por una Plataforma Electoral de Izquierdas Unitaria para las elecciones
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