La noche del 1 de octubre de 1936 "dos personas de derechas en las que confiaba lo visitaron y le dijeron que lo iban a dejar en libertad", cuenta su nieta, que también es la presidenta de la actual asociación por la Memoria Histórica de Tenerife. Un día después, desapareció "dejando un amargo recuerdo". Oficialmente, lo que le dijeron a su abuela es que había sido puesto en libertad aquella mañana de otoño, pero lo cierto es que nunca volvió a casa, que pasó a ser uno más de los desaparecidos del franquismo, una práctica que no fue aislada en las Islas. A la familia del padre de la presidenta de la Asociación de la Memoria Histórica de Arucas, Pino Sosa, también le dieron la "versión oficial" de que José Sosa se había marchado en un barco francés, pero fue localizado 82 años después en los pozos de Tenoya, al que fue arrojado junto a otros desaparecidos por el régimen en Gran Canaria. Mercedes explica que días más tarde un amigo de la familia contó a su abuela, Jorgina Adelaida Esquivel Díaz, que un camarero de la cafetería Cuatro estaciones había escuchado de boca de dos hombres que coincidían con la descripción de los que habían ido a visitarlo el día anterior que lo habían matado. "Nos cargamos a Schwartz", asegura que decían con alevosía (...)