sábado, 9 de octubre de 2021

Universidad. La verdad sobre el 'caso Quirós': una crónica en primera persona

INFOLIBRE.ES    8/09/2021 

Ayer desayuné con una historia en prensa digital que cuenta un caso de corrupción en el departamento de la UCM donde me doctoré, y del cual soy el principal afectado. Me veo en la necesidad de aportar la información de que dispongo, rectificar alguna imprecisión y ayudar a esclarecer los hechos. Acompáñenme en esta insólita historia de presiones para retirarme de un concurso público, puntuaciones imposibles, entrevistas amañadas, documentos robados, amenazas y prevaricación. Prometo no aburrirles.

Me gusta ser profesor en Cuenca. La UCLM es una universidad que trata bien a su profesorado, y trabajo con un equipo competente y acogedor. El alumnado conquense es muy agradecido, llevo ya diez cursos y estoy muy a gusto. Sin embargo, me gustaría en algún momento volver a trabajar en Madrid, donde crecí, me doctoré y tengo a mi familia. Hacer menos kilómetros en este Ford Escort que tiene ya 25 años. Así que hace un par de inviernos decidí presentarme a las plazas que salieran aquí de mi especialidad, para tantear posibilidades.


Esa plaza es para mi compañera de partido, no te presentes

Cuando, el verano pasado, apareció mi nombre en una lista de aspirantes a una plaza de Semiótica, recibí en mi teléfono un mensaje de Fernando José Quirós Fernández, jefe del departamento de Periodismo y Nuevos Medios de la Universidad Complutense de Madrid, que es lo que ha contado El Confidencial:

"Hablamos de esa plaza y yo te hice un ruego. ¿Te acuerdas? Haz lo que creas oportuno, estás en tu derecho. Pero yo también estoy en el mío de sentirme traicionado".

En un primer momento, no entendí de qué me hablaba. Meses antes, yo había ido contando a todo el mundo que estaba echando plazas en Madrid, para que, si sabían de alguna, me avisaran. Me llegaron unas cuantas, entre ellas esta. Quirós, con quien coincidía en la Asociación ULEPICC, me pidió que no me presentase a una que sacarían en su departamento, porque era para una profesora asociada, Juana Escabias, que, casualmente, es la Secretaria de Cultura del PSOE en la Comunidad de Madrid. El mismo partido del que Quirós había sido militante muchos años. Lo cierto es que yo ni registré mentalmente aquella advertencia. Pensé que se refería a su misma plaza de Asociada, para renovar su contrato. Los asociados están obligados a ganar su propia plaza nuevamente cada cuatro años para poder seguir en su puesto (a la mitad del profesorado le ocurre esto, en realidad).

Pero yo no tenía pensado presentarme a plazas de Asociado, que ni siquiera piden currículo académico, porque están pensadas para fichar profesionales de fuera de la universidad que impartan algunas horas. Había actualizado mis 420 páginas de CV para solicitar nueve plazas a tiempo completo, de Profesor Ayudante y Contratado, de esas que sí exigen trayectoria docente e investigadora. Si no recuerdo mal, fueron cuatro en la URJC y cinco en la UCM, en hasta cuatro departamentos diferentes. Ayer mismo volvió a pasar: en casi todas quedé segundo, porque en todas ganó el candidato interno de cada departamento aunque tuviera menos méritos, pero esa otra trama queda para la segunda temporada, que si no se nos alarga mucho esta crónica.

Ante la bronca de Quirós, pensé que habría echado la plaza de Asociado por error. Una vez que tienes rellena la solicitud en el formato que pide una universidad, presentar una convocatoria más o menos no cuesta nada. Es hacer un clic más. Protocolariamente, me disculpé ante Quirós. Sólo después supe que la asociada llevaba sólo un año, y entendí el volumen del pastel.

"Retírate o ganarás, ella no puede competir contigo… y borra esta conversación"

Fernando Quirós pretendía que no echase una plaza que sí era de mi perfil y a la que yo legítimamente aspiraba, porque la reservaba para la compañera de su antiguo partido. Cuando me vio en la lista de admitidos, me echó una bronca tremenda por WhatsApp, que es la que ahora ha difundido El Confidencial:

"Vas a ganar la plaza y la asociada que tenemos dentro del Departamento se quedará de asociada nada más. (…) No puede competir con un contratado doctor, encima das el perfil. (…) Por cierto la profesora asociada necesita la plaza como el comer porque la han echado de la escuela de teatro del Ayuntamiento de Madrid. Entrarás en Periodismo y Nuevos Medios pero no esperes que yo te de la bienvenida. (…) La solución es no concurrir, pero esa decisión no me corresponde a mí. Haz lo que creas oportuno y por favor borra esta conversación".

Quirós reconocía que ella no puede competir con mi currículum y yo cumplía el perfil, me pidió abiertamente "que esperase", insinuando que sacarían en algún momento una plaza para mí. Con toda naturalidad. No era la primera vez que yo oía algo así, cualquiera que conozca la universidad conocerá esta melodía. Ya antes se me había pedido que no echase tal plaza, porque era para fulanito, y no echase aquella otra, porque era para menganita. Tonto de mí, había ido haciendo caso, también porque estaba a gusto trabajando primero en Boston, en la Universidad de Harvard, y después en la de Castilla-La Mancha. Quería jubilarme en Madrid, sí, pero no tenía prisa. Ahora tengo 41 años, unos padres de 70 y un bebé al que cuidar. La cosa va cambiando. No estoy dispuesto a dejar de presentarme a ninguna plaza pública en mi ciudad natal por capricho de nadie.

(...)

Los disparates no habían hecho más que empezar. Terminada mi entrevista, me expulsaron de la sesión pública. Hector Fouce me informó de que mis acompañantes y yo debíamos abandonar la sala por exceso de aforo, debido al covid. No podía estar en la entrevista a Juana. "Pero son sesiones públicas", dije. "Si me voy yo, se vulnera mi derecho a presenciarla. Habilitemos un medio telemático, un teléfono con Skype, y yo la sigo a distancia". Imposible, me dijeron, eso no se puede hacer, te tienes que ir. Me negué, tranquilamente y sin perder los nervios, como acredita la grabación. Ellos se negaron a comenzar. Finalmente, me dejaron sentarme en el aula contigua, dejando la puerta abierta. Dos profesoras entraron a la sala de la entrevista después de eso. E incluso cerraron las ventanas porque tenían frío. Nadie se quejó por ello. Tras una sucesión de alabanzas sin fin a su tesis doctoral, y como era previsible, la puntuación que se le otorgó en esa entrevista daba la vuelta al marcador. La plaza era suya. Hablamos de un salario de unos 1.250€ netos al mes. Son los juegos del hambre.

(...)

To be continued…

El abogado me aconsejó recusar ese tribunal antes de la entrevista por la amistad y enemistad manifiestas demostradas durante todo este proceso, como evidencia su negativa a incluir suplentes, por permitir evaluar la entrevista a miembros ausentes, o por los certificados emitidos ad-hoc por miembros del tribunal. Así lo hice, aunque ya con gran desesperanza, vista la rica variedad de mecanismos de que el poder dispone para reafirmarse en sus abusos. Efectivamente, no se admitió. Volverán a evaluar los mismos. Sin embargo, Inspección de Servicios sí ha admitido el caso a trámite y está en espera de la resolución final para actuar.

Y así termina la primera temporada de este intrincado drama. Habrá que esperar nuevos capítulos para ver si la entrevista transcurre según lo previsible o hay sorpresas. Veremos si el caso se resuelve en el ámbito universitario, contencioso, penal, o si llega al Supremo o a Estrasburgo. Personalmente, apostaría a que la institución demostrará todo su poder para dejar claro a cualquier aspirante a intruso que, aunque logre meter cabeza sin estar invitado a la fiesta, en el fondo no es ni será nunca uno di noi.


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