Mahmoud Mushtaha Gaza , 25/02/2024
Desde el 7 de octubre, han perdido la vida tres rectores, y más de 95 decanos y profesores. Una gran mayoría de los niños gazatíes, y hasta 88.000 estudiantes universitarios, se enfrentan a la privación de su educación por la guerra
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Un niño rebusca entre los restos de un colegio bombardeado en la ciudad de Gaza, el 23 de febrero de 2024. / M. M.
En el tumulto de la actual invasión israelí en Gaza, donde los ecos de la guerra ahogan los susurros de esperanza, los sueños de miles de estudiantes yacen rotos entre los escombros de las escuelas y universidades bombardeadas. Cuando se vislumbraba un nuevo semestre en el horizonte, estas jóvenes almas se preparaban para otro capítulo de su viaje académico. Pero la cruel realidad de la ocupación israelí ha transformado su expectación en aprensión y su entusiasmo en pavor.
Rita Baroud, de 20 años, estudiante de francés en la universidad de Al-Aqsa, comenta: “La guerra, es difícil incluso encontrar las palabras, es una masacre psicológica y un lento drenaje hasta el punto de la muerte. Me robó mis sueños y destrozó cualquier atisbo de planificación para el futuro. Ahora, sólo intento sobrevivir cada día como viene”.
Se suponía que iban a ser días de celebración, la culminación de años de duro trabajo a medida que se acercaba el final de su cuarto año de estudios. “Estaba tan cerca de la graduación, sólo me quedaba un semestre para licenciarme, para tener ese preciado título en mis manos, para regodearme en el orgullo del logro. Tenía grandes planes, sueños que iban más allá de los confines de Gaza. Aunque era consciente de que mis aspiraciones eran demasiado grandes para Gaza, a pesar de conocer los retos, me aferré a la esperanza, decidida a labrarme un futuro en mi patria”, dice Baroud.
Todo se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos. Como muchos otros, experimentó en carne propia el terror del desplazamiento, y el segundo día de la guerra su casa fue atacada y destrozada sin motivo alguno. Podría haber sido una masacre, una familia borrada del registro civil. Sin embargo, por algún milagro, la familia de Baroud sobrevivió. “Nunca olvidaré las secuelas de aquel fatídico día en que mi casa se convirtió en un objetivo”, dice Baroud mientras llora. “En medio del caos y la destrucción, lo único que pude salvar fueron mis preciados libros y diccionarios. Sin embargo, pronto se convirtieron en meros restos entre los escombros. Echo de menos estudiar por la noche con una taza de té preparada por mi madre. Perdí mi futuro, mis sueños, todo se convirtió en dolor”.
El doctor Akram Wadi, de 59 años, profesor adjunto de Currículo e Instrucción en la universidad Al-Aqsa, nos cuenta que “la educación y todo el proceso educativo, junto con todos sus componentes, instalaciones e instituciones, están en el centro del objetivo sionista israelí. Este ataque es sistemático, es un asalto calculado, según la clasificación de las organizaciones de derechos humanos”.
Euro-Med Monitor informa de que los continuos asaltos militares israelíes en la Franja de Gaza han perturbado gravemente el sistema educativo en todas las universidades y escuelas superiores. Desde el 7 de octubre, han perdido la vida tres rectores, y más de 95 decanos y profesores, 68 de ellos con títulos de catedrático. En consecuencia, 88.000 estudiantes se enfrentan a la privación de su educación universitaria, y 555 estudiantes con becas internacionales no pueden viajar al extranjero debido a la violencia.
Las cifras siguen aumentando en medio de los continuos bombardeos y la destrucción total o parcial de universidades, incluidos edificios, aulas y laboratorios científicos, en el marco del ‘genocidio integral’ cometido por la ocupación en toda Gaza.
(...) Más del 80% de la población –1,7 millones de gazatíes– ha sido desplazada, encontrándose en una situación que les impide trabajar o estudiar. Sufren hambre, sed y frío, con frecuentes cortes de electricidad y una conectividad intermitente a Internet (...)
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