Washington se reafirma en su apoyo sin fisuras a Israel en la guerra de Gaza. Y aunque emplaza a su mayor aliado de Oriente Medio a moderar sus matanzas y le insiste, infructuosamente, en la necesidad de un Estado palestino, EEUU no duda en respaldar a Israel ante las más altas instancias internacionales. De esta manera, ampara una estrategia de destrucción cuya principal víctima es la población palestina.

El nuevo veto, el tercero, de Estados Unidos emitido a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que reclamaba "un alto el fuego inmediato", desprecia la opinión mayoritaria internacional a favor de una tregua permanente y se pliega ante la estrategia israelí de prolongar la guerra el tiempo que sea preciso y con unos objetivos que no están del todo claros.

Mientras EEUU le salvó el martes la cara a Israel en la ONU, el Gobierno y el Parlamento judíos muerden la mano de Washington y rechazan, con una votación del legislativo, la hoja de ruta en la que están trabajando la Casa Blanca y varios países árabes para crear un Estado palestino que conviva con el Estado judío.

Tel Aviv entiende que acabar con los últimos focos de resistencia de Hamás en Gaza pasa antes por destruir todas y cada una de las ciudades de este territorio: dejar a cientos de miles de habitantes de la Franja sin una salida y, lo más grave, incrementar el número de muertos palestinos en esta guerra que ya se acerca a los 30.000 y unos 70.000 heridos.

En los planes del Gabinete del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, también se contempla el éxodo palestino de Gaza, su control militar (inicialmente) por Israel y ese rechazo tajante a la creación de un Estado de Palestina, evidenciado este miércoles con una votación del Parlamento.

El veto de EEUU deja a Washington solo ante la comunidad internacional

En la votación del martes en el Consejo de Seguridad de la ONU de la propuesta de alto el fuego inmediato llevada a la sesión por Argelia, miembro no permanente de ese órgano, trece de los catorce miembros del Consejo votaron a favor y uno, Reino Unido (también miembro permanente del órgano), se abstuvo.

Según Washington, esa tregua inmediata reclamada por todos los países del Consejo de Seguridad de la ONU menos EEUU, no beneficiaría al centenar de rehenes aún en manos de Hamás. La Casa Blanca no menciona a los miles de civiles palestinos que morirán bajo las bombas israelíes si no se alcanza ese alto el fuego inmediato.

"A veces la diplomacia nos lleva más tiempo del que nos gustaría", justificó la embajadora de EEUU ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, antes de emitir su voto.

Licencia para matar... palestinos

Rusia calificó el veto estadounidense como una concesión a Rusia de una "licencia para matar". En Rusia se critica el doble rasero del que también responsabiliza a la ONU por calificar la invasión israelí de Gaza como una "escalada militar", mientras su propio ataque sobre Ucrania recibió en su momento la consideración de "agresión armada". Evidentemente, ésta lo fue. Como aquella también lo es.

China, que apoyó la propuesta de resolución, manifestó su "gran decepción" por el veto estadounidense. "Una vez más, Estados Unidos vetó la medida de manera unilateral y ha llevado la situación en Gaza a un escenario si cabe más peligroso. China está muy decepcionada con este veto", indicó la portavoz del Ministerio chino de Exteriores, Mao Ning.

En el caso de la Unión Europea, sus miembros votaron de forma casi unánime a la resolución presentada por Argelia. Un total de 26 de los 27 países de la UE apoyaron la adopción de un alto el fuego inmediato. Solo votó en contra Hungría, en un movimiento más de su actitud reticente ante la política exterior de Bruselas.

Un alto el fuego "sostenible"

El lunes, se habían reunido los miembros del consejo de Asuntos Exteriores de la UE, que subrayaron la necesidad de una pausa humanitaria inmediata en la guerra de Gaza para liberar a los rehenes en manos de Hamás y facilitar la llegada de ayuda para la población de la franja. También como preámbulo de un cese el fuego "sostenible".

De los 200 rehenes secuestrados durante la incursión de Hamás en Israel el pasado 7 de octubre, que acabó con la vida de 1.200 personas, han sido liberados un centenar y se cree que otros treinta pueden haber perecido asesinados por las milicias palestinas o por el fuego del propio ejército israelí.

Los 26 países de la UE que apoyaron el lunes en Bruselas ese "alto el fuego sostenible" también instaron a Israel a desistir de su anunciado ataque terrestre a Rafah, la última ciudad palestina que, en la frontera con Egipto, no ha sido aún arrasada por las fuerzas israelíes. En Rafah, se agolpan 1,4 millones de gazatíes, la inmensa mayor parte desplazados del resto de Gaza, donde sus hogares han sido destruidos por la invasión israelí.

Según esa declaración, una ofensiva sobre Rafah "empeoraría una situación humanitaria ya catastrófica e impediría la provisión urgente de servicios básicos y asistencia humanitaria" (...)