sábado, 2 de octubre de 2021

La jodida empatía de las eléctricas, de Quique Peinado

     15/09/2021 

(...) De retocar el lenguaje, pervertirlo, resignificarlo y estrangularlo nacen algunas de las peores fechorías que se pueden cometer. En Madrid lo sabemos bien con la palabra libertad.



La ministra de Transición Ecológica y vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, decidió pedir "empatía social" a las eléctricas, en un error de fondo y forma en el mensaje tan atroz que conllevó una indignación popular que podía intuir cualquiera, incluso hasta quien decidió utilizar la palabra empatía en ese contexto. Añadió, además, que básicamente no se podía hacer gran cosa para controlar el precio de la luz y que iba a subir un 25% de aquí a final de año. Un "No se puede" tan caricaturesco que dejó al "Sí se puede" en la categoría de tesis doctoral.

A aquello de que no se podía hacer nada respondió magistralmente Yolanda Díaz afirmando que eso era decirle a la gente que daba igual votar a un gobierno que a otro, y tan es así que el Gobierno de Teresa Ribera acabó tomando algunas medidas razonablemente ambiciosas (que se pueden y deben criticar, quizá, por coyunturales, pero ya veremos) y la ministra desapareció de la comunicación de esta cuestión de la luz. A lo de la empatía le respondieron las propias eléctricas, como si no lo hubieran hecho ya antes con toda su trayectoria, amenazando a un país entero con paralizar las centrales nucleares si el Gobierno no se aviene a cambiar su plan. Como si las centrales las hubieran construido estas eléctricas con sus propias manos y no se las hubiera regalado el Estado. Es bastante paradójico que el capital privado pueda amenazar a la ciudadanía con parar lo que la propia ciudadanía decidió regalarle. Pero bueno, qué sabré yo, si solo soy un titiritero (...)

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