Ariadna Llobera Sureda / Francisco Ubilla
La presencia del catalán –idioma propio de Balears– en la escuela pública ha sido en la última década el talón de Aquiles de la derecha. En 2013, el archipiélago vivió una manifestación histórica de unas 100.000 personas que salieron a la calle para protestar contra la ley del Tratamiento Integrado de Lenguas (TIL) del gobierno de José Ramón Bauzá (PP), que amenazaba fuertemente el catalán. Una década después, la lengua propia vuelve a verse en peligro por una reforma de la ley educativa, pactada por PP y Vox, que terminaría progresivamente con la inmersión en catalán. Pero la comunidad y los centros educativos están prevenidos.
Hasta el momento, las movilizaciones son en forma de fotografía protesta: el profesorado de cada instituto o colegio, con vestimenta negra en señal de luto o con las camisetas de la marea verde contra el TIL, posa con letras gigantes donde se pueden leer el lema anterior (“La lengua no se toca”) u otros como “En la escuela, en catalán”. Además, algunos centros lo acompañan con un mensaje en redes sociales que muestra su desacuerdo con las decisiones lingüísticas tomadas por el Ejecutivo balear, presidido por Marga Prohens (PP) gracias a los votos de Vox.
Un ejemplo es el del IES Can Peu Blanc (Sa Pobla, Mallorca), uno de los primeros en manifestarse, quienes argumentan en un mensaje en X (antes Twitter) que los cambios que se quieren llevar a cabo favorecen la “segregación lingüística” entre el alumnado según la lengua principal que escojan: “Estas decisiones hacen retroceder el modelo lingüístico vigente hasta ahora, atacan la Ley de Normalización Lingüística y rompen el consenso educativo”, escriben. Hace unas semanas, los centros que se manifestaban salían en cuentagotas. Pero, a lo largo de los últimos días, esto ha provocado un efecto llamada y, cada vez más, se van sumando nuevos institutos y colegios que muestran públicamente su desacuerdo.
(...) “Es un acto de ignominia”
Los dos colegios públicos de Campos (Mallorca), el CEIP Joan Veny i Clar y el CEIP Nou de Campos (aún en construcción) fueron de los primeros en manifestarse. Su director, Tomeu Font, expresa que son los profesionales de la educación quienes tienen que plantear cuál es el plan más adecuado para la enseñanza, sea cual sea la temática: “En el tema de la lengua ya se ha demostrado durante muchas legislaturas que según qué planteamientos no funcionan. Primero, porque son inviables económicamente y, segundo, porque no se dispone de las infraestructuras necesarias. Además, esto supone un atentado contra la lengua propia y materna de muchos ciudadanos y ciudadanas de esta tierra”, argumenta (...)
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