30 nov 2023 Por Noam Chomsky |
Rescatamos dos breves entrevistas a Noam Chomsky en las que trata los desmanes bélicos del político estadounidense fallecido a los 100 años En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí Noam Chomsky, durante una conferencia en Buenos Aires, el 12 de marzo de 2015. Sobre los crímenes de Kissinger en Chile y Camboya Sobre Chile “A Kissinger le preocupaba que el éxito de Allende fuera contagioso” Henry Kissinger afirmó en su panegírico: “El mundo es un lugar mejor, un lugar más seguro, gracias a Richard Nixon”. Seguro que pensaba en Laos, Camboya y Vietnam. Pero centrémonos en Chile y veamos por qué es un “lugar mejor y más seguro”. A principios de septiembre de 1970, Salvador Allende fue elegido presidente de Chile en unas elecciones democráticas. ¿Cuál era su política? Era básicamente un socialdemócrata, muy del tipo europeo. Perseguía una pequeña redistribución de la riqueza para ayudar a los pobres (Chile era una sociedad muy desigual). Allende era médico, y una de las cosas que hizo fue instituir un programa de leche gratuita para medio millón de niños muy pobres y desnutridos. Trataba de nacionalizar industrias importantes, como la minería del cobre, y una política de independencia internacional, es decir, que Chile no quedara subordinado simplemente a los Estados Unidos, sino que tomara una vía más independiente. ¿Fueron libres y democráticas las elecciones que ganó? No del todo, porque hubo grandes intentos de perturbarlas, principalmente por parte de los Estados Unidos. No era la primera vez que los Estados Unidos hacían algo semejante. Así, por ejemplo, nuestro gobierno se implicó a fondo para impedir que Allende ganara las elecciones anteriores, en 1964. De hecho, cuando el Comité Church [del Senado norteamericano] realizó una investigación años más tarde, descubrió que los EEUU gastaron más dinero per cápita para conseguir que el candidato al que favorecía fuera elegido en Chile en 1964 ¡de lo que gastaron los dos candidatos (Johnson y Goldwater) en las elecciones de 1964 en los EEUU! En 1970 se adoptaron medidas similares para tratar de impedir unas elecciones libres y democráticas. Hubo una gran cantidad de propaganda sucia sobre cómo, si Allende ganaba, las madres enviarían a sus hijos a Rusia para que los esclavizaran, cosas por el estilo. Los Estados Unidos amenazaron también con destruir la economía, algo que estaba en su mano hacer, y que de hecho hicieron. Sin embargo, ganó Allende. Pocos días después de su victoria, Nixon convocó al director de la CIA, Richard Helms, a Kissinger y a otros para una reunión sobre Chile. ¿Puede describir lo que ocurrió? Tal como Helms relató en sus notas, había dos puntos de vista. La “línea blanda” consistía, en palabras de Nixon, en “hacer chirriar la economía”. La “línea dura” consistía sencillamente en apuntar a un golpe militar. Nuestro embajador en Chile, Edward Korry, que era del género de liberal a lo Kennedy, recibió el encargo de llevar a la práctica la “línea blanda”. Así es como describió su tarea: “Hacer todo lo que esté a nuestro alcance para condenar a Chile y a los chilenos a la mayor privación y pobreza”. Esa era la línea blanda. Hubo una campaña masiva de desestabilización y desinformación. La CIA sembró de noticias El Mercurio [el periódico más importante de Chile] y fomentó el malestar laboral y las huelgas. En este caso sí que se emplearon a fondo. Más tarde, cuando finalmente se produjo el golpe militar [en septiembre de 1973] y el gobierno fue derrocado –y miles de personas fueron encarceladas, torturadas y masacradas–, la ayuda económica que había sido cancelada empezó a fluir de nuevo de inmediato. Como recompensa por el logro de la junta militar de revertir la democracia chilena, los Estados Unidos prestaron un apoyo masivo al nuevo gobierno. Nuestro embajador en Chile le planteó a Kissinger la cuestión de la tortura. Kissinger le reprendió duramente, comentando algo así como: “No me venga con clases de ciencias políticas. No nos importa la tortura, nos importan las cosas importantes”. Luego le explicó qué cosas importantes eran esas. (...) Ese patrón se repitió en Nicaragua en la década de 1980. En todas partes. Lo mismo ocurrió en Vietnam, en Cuba, en Guatemala, en Grecia. Esa es siempre la preocupación: la amenaza de un buen ejemplo. Kissinger también dijo, de nuevo hablando de Chile: “No veo por qué deberíamos quedarnos de brazos cruzados y dejar que un país se vuelva comunista debido a la irresponsabilidad de su propia gente”. Como decía The Economist, deberíamos asegurarnos de que las medidas políticas queden aisladas de la política. Si la gente es irresponsable, hay que sacarla del sistema. En los últimos años, la prensa se ha hecho eco de la tasa de crecimiento económico de Chile. (...) El desmoronamiento de las relaciones sociales es bastante notable. La gente se las arregla sola y trata de valerse por sí misma. El repliegue sobre el individualismo y el beneficio personal es la base de la apatía política (...) Sobre Camboya “Kissinger transmitió las órdenes de bombardear masivamente” “Henry Kissinger sería sin duda juzgado por su papel en los ataques si el mundo se rigiera por la justicia y no por la fuerza”, afirma Chomsky en esta entrevista con Stuart Alan B., del Phnom Penh Post, de la que reproducimos la parte relativa a la política norteamericana en el Sudeste asiático en general, y a Camboya en particular. El filósofo y lingüista Noam Chomsky afirma que los Estados Unidos le deben a Camboya no sólo una disculpa, sino una reparación masiva por la campaña de bombardeos de B-52 denominada Operación Menú, que mató hasta a un millón de personas. La campaña tuvo lugar del 18 de marzo de 1969 al 26 de mayo de 1970, destruyó un millar de ciudades y pueblos, desplazó a dos millones de personas y, según Chomsky, contribuyó a la llegada de los Jemeres Rojos al poder. (...) ¿Cómo ha podido pasar que la gente se hiciera idea de que usted se mostraba blando con las atrocidades de los Jemeres Rojos a raíz de su libro de 1988, coescrito con Edward S. Herman, Manufacturing Consent? En nuestro libro de 1988, Herman y yo repasamos la forma en que se habían tratado los horrores de Camboya en tres fases distintas: la guerra de los Estados Unidos antes de la toma del poder por los Jemeres Rojos en abril de 1975, el periodo de los Jemeres Rojos en el poder, el periodo posterior a la invasión de Vietnam y la expulsión de los Jemeres Rojos, y el paso inmediato de los Estados Unidos y Gran Bretaña de prestar apoyo militar y diplomático directo a los Jemeres Rojos (“Kampuchea Democrática”). En la época en que escribimos, se sabía que la guerra norteamericana anterior a 1975 había sido horrenda, pero sólo en los últimos años se han publicado documentos más extensos (...) |
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